Es Bruno Baldris y su apellido le delata. Miguel, su padre, está considerado como el mejor defensa en la historia del hockey español. Nacido en Montreal hace medio siglo, Miguel Baldris fue capitán de la selección española 12 años, es jacetano de adopción y fue todo en el equipo de su tierra. De niño, Bruno veía jugar a su padre en la antigua pista de hielo de Jaca. «Los partidos eran a última hora de la tarde y siempre iba a verlo con mi madre. Pero me quedaba dormido», explica Bruno, para quien su padre «siempre ha sido un ejemplo y quería parecerme a él. Era un defensa muy físico y muy buen pasador».

Estaba claro que Bruno llevaba el hockey en la sangre y a los cuatro años empezó a practicar este deporte. «Empezó patinando y a los cinco años se inició en la escuela de hockey», afirma Miguel Baldris. Fueron su padre y su tío Roberto los que le metieron el veneno del hockey en el cuerpo. «Por aquel entonces yo ya jugaba en el primer equipo. En casa siempre hemos mamado el deporte. Cuando tu padre juega al hockey tú le imitas y no hubo que empujarle mucho a Bruno para que cogiera el stick», explica Miguel Baldris.

Bruno debutó con el primer equipo del Club Hielo Jaca con 15 años. «Nos faltaba gente y vino a jugar un amistoso contra el Anglet en verano con un equipo con muchísimas bajas y muchísimos jóvenes». Pero Bruno estuvo tan solo una temporada en el equipo sénior. Hace tres se fue a Francia, a la localidad de Angers. «Jugué cuatro años en esta ciudad y Yaiza, mi hija, nació allí. Él siempre me decía que le apetecía ir a otro país con más nivel para jugar. Le hicieron unas pruebas y le cogieron», explica su progenitor. Bruno se fue con 17 años a esta pequeña ciudad de 150.000 habitantes al oeste de París. A la vez que jugaba estudiaba el bachillerato. «Prefiero no entrenar a mi hijo y creo que él también. Cuando me dijo que se iba a Francia, me alegré porque así tendría menos problemas», explica.

Ahora Bruno es el capitán del equipo sub-20 del Angers y se entrena con el primer equipo. «Mi prioridad deportiva es consolidarme en la selección española absoluta. El año pasado ya disputé el Mundial en Rumanía. Sueño como cualquier deportista con vivir del hockey, pero este deporte no es profesional como lo es el fútbol en España». El año próximo ya será un jugador absoluto. «No sé si me harán un contrato en Angers, pero me gustaría quedarme aquí jugando en la Liga Magnus, que disputan los 12 mejores equipos franceses o en un segundo nivel». No añora deportivamente Jaca. «Soy un enamorado de mi tierra. Pero en Francia la competición es profesional y en España amateur», reconoce.

Padre e hijo son defensas, pero muy diferentes. Miguel mide 1,85 y Bruno es pequeñito. Tiene 1,67. «Soy un defensa bastante ofensivo. Debo mejorar mi forma física, patinar más rápido y el tiro», dice Bruno. «Ha compensado su falta de altura con mucha velocidad, mucha técnica y es el defensa más goleador de su categoría», explica su padre.

En el Club Hielo Jaca

En los últimos cuatro años Miguel Baldris consiguió con el Club Hielo Jaca como entrenador dos Ligas y una Copa. Este año dejó el cargo y le sustituyó el norteamericano Bobby Robins. Trabaja en el túnel del Somport y es segundo entrenador de las selecciones absoluta y sub-20. Aquí coincidió con su hijo. Hace poco España ganó el Mundial en Serbia a Croata. «Mi padre es muy positivo como técnico. Dice que lo primero que tiene que hacer un defensor es defender y luego atacar. Tiene mucha experiencia como jugador. Y es mi padre y por esto hay que seguir sus consejos a rajatabla», concluye con sorna.