Gustos, manías, vicios y virtudes, rarezas varias y múltiples preferencias. Cada técnico ve el planeta futbolero de un color diferente. Lo que a uno le sirve, el otro lo detesta y al de más allá le es totalmente indiferente. Pero en el libro de cada cual existen unas pautas que hay que seguir para tomar la victoria. Víctor no se salta ninguna regla, no es la excepción, y cuando desembarcó en el Zaragoza impuso una norma básica para lograr la permanencia. Muñoz se rodeó de un grupo único de jugadores, a él les otorgó toda su confianza y fuerza para obrar con éxito el objetivo de la permanencia. Son los hombres de Víctor , los doce elegidos que cada domingo monopolizan el once del Zaragoza. La receta ha salido bien.

Láinez, Cuartero, Milito, Alvaro, Toledo, Movilla, Ponzio, Galletti, Cani, Dani y Villa. Es fácil aprenderlo de carrerilla. Esta docena de futbolistas son la apuesta firme de Víctor desde que llegó. Son once más uno. Porque un suspense inocente se instala en cada previa a un encuentro del Zaragoza. ¿Jugará Cani o Galletti? Ambos, si una lesión de Savio no los empareja en el once, suelen turnarse en el banquillo y en el césped. El aragonés gana por medio palmo al argentino. El Niño ha jugado 751 minutos por 729 de El Huesito .

UNA INCOGNITA DESPEJADA En los doce partidos ligueros de la etapa Muñoz sólo Milito no se ha perdido ni un minuto (1.080). Movilla, desde que llegó, tampoco (900) y Alvaro sólo faltó, por ordenanzas técnicas --forzó la quinta para no faltar en la Copa--, en el Bernabéu (1.000). Láinez, cuando la salud le deja, está pegado a la sombra del larguero (920 minutos). Villa es la última vértebra en la columna en la que se sostiene en cada línea el sistema de Víctor. El asturiano manda en la delantera y suma 1.057 minutos. Es insustituible. Su aval, 13 goles.

Cuando las lesiones se lo han permitido, Savio ha sido el dueño de la izquierda (543) y Dani se ha apoderado de la mediapunta (696). La única duda que mantuvo Víctor en sus primeros pasos en La Romareda fue despejada por los méritos propios de dos hombres. Cuartero y Toledo se hicieron con los laterales en detrimento de Rebosio y Pirri, que se han resignado a una ubicación más periférica desde la marcha de Flores.

EL DESAPARECIDO Y sólo quedaba un puesto por despejar, el acompañante de Movilla. Pero Víctor lo ha tenido claro desde el primer momento y se ha quedado con Ponzio. He aquí el cambio más notable con la época de Flores. Soriano, fijo para el catalán, ha desaparecido del once y sólo ha entrado 11 minutos con Muñoz al mando de la nave. El camino contrario lo han hecho hombres como Yordi o Juanele. Eran piezas sumergidas en el ostracismo por Flores que ha rescatado el nuevo técnico. Los dos atacantes han pasado de no jugar o hacerlo poco a ser uno de los primeros recambios. El gaditano lleva 206 minutos desde la variación técnica (antes sólo había jugado 82) y el asturiano ha jugado con Muñoz sus primeros 85 minutos de la temporada.

El resto, quizá exceptuando a Drulic (100), Generelo (199) y Valbuena (180), han sido relegados a una posición residual en un rol muy hermético de doce piezas.