«Un viaje, una aventura, un homenaje a la montaña, un desafío, una motivación, una lucha por una buena causa, o simplemente, una locura», así es como cinco amigos de Montañeros de Barbastro definen en su blog el Reto 3.355. Este viernes intentarán subir en 24 horas desde la localidad del Somontano hasta la cima del Monte Perdido sin parar de correr. También tendrá su vertiente solidaria pues todo lo que recauden irá destinado a la Asociación Española contra el Cáncer.

Los cinco valientes son Fernando Latorre, Alejandro Castarlenas, Rubén Rodríguez, Ernesto Ester e Ibrahim Harraki. «Somos un grupo variopinto de amigos de Barbastro de diferentes edades y situaciones personales. Nos une la pasión por la montaña y estamos curtidos en ultras», afirma Fernando Latorre.

La idea del reto surgió durante la pandemia. «El primer fin de semana de la desescalada nos juntamos a tomar unos vinos, nos calentamos y lo decidimos. El Aneto ya estaba hecho por unos deportistas de Monzón y decidimos cambiar de cima. Elegimos el Monte Perdido. Además en línea recta está más cerca. Este mismo fin de semana se celebraba la Ultra Trail Aneto-Posets, pero se tuvo que suspender», explica Latorre. El desafío tiene una mayor exigencia que cualquiera de las ultras que se celebran. «Salimos a mitad de julio desde los 350 metros de altura con el calor que hará en Barbastro y el día siguiente, tras 95 kilómetros en las piernas, subiremos el Monte Perdido. No hay ultras que terminen en un tresmil». Su mayor incógnita es «saber como responderá nuestro organismo. Pero calculo que nos costará subir la cumbre desde Goriz unas dos horas y media», indica Latorre.

El reto se iniciará este viernes a las cuatro de la tarde en la Plaza del Mercado de Barbastro. «Nos despedirán José Masgrau, el presidente del club, Fernando Torres, el alcalde, familiares y amigos. Dos motos nos abrirán camino hasta las Bodegas Viñas del Vero». A partir de ahí comenzará su camino ascendente por pistas y senderos con algún tramo de carretera. Los primeros tramos transcurrirán por Castillazuelo, Huerta de Vero y Adahuesca. Aquí tomarán la cabañera de Mequinenza a Broto y, tras el Mesón de Sevil, comenzará en Las Bellotas, en el corazón de Guara, el tramo nocturno. «Bajaremos a Jánovas por San Felices de Ara y tomaremos el sendero del valle de La Solana. Allí están pueblos de menos de diez habitantes o deshabitados como Yeba, Puyuelo, Ceresuela».

Tras llegar a Nerín los corredores se encontrarán con los primeros rayos de sol. «Después iremos a Cuello Arenas y desde el refugio de Goriz subiremos el Monte Perdido. Esperamos llegar el sábado entre la una y las dos de la tarde», dice Latorre. En la bajada les esperan unos huevos fritos con cerveza en Goriz. Después les quedará el tramo final hasta Torla. «Bajaremos por el camino de las cascadas como si fueran los Campos Elíseos y la foto finish será en Torla». 102 kilómetros de subida y 21 de bajada que suman 125 kilómetros.

Los cinco corredores irán equipados como en una ultra trail. «La idea es ir en autosuficiencia. El primer avituallamiento será en Las Bellostas a las once y media de la noche y lo organiza Montañeros de Barbastro y el segundo en Nerín a las seis y media de la mañana y colabora el Club Atlético Sobrarbe». El objetivo es hacer todo el recorrido los cinco juntos. Todos llegan a su desafío como motos. «Hemos hecho un entrenamiento exprés de ocho semanas. Ha sido todo muy acelerado. Empezamos en sesiones de 15 kilómetros y hemos llegado a 50».

La solidaridad es tan importante como el reto deportivo. «Se puede apuntar cualquiera que quiera hacer deporte aportando un mínimo de 10 euros. Se puede imprimir su dorsal y colgar su foto en Facebook o Instagram. Hasta ahora se han apuntado 130 personas y se han recaudado 1.500 euros». El dinero irá destinado a la Asociación Española contra el Cáncer. «A los 50 primeros apuntados se les regalarán dos botellas de vino de Viñas del Vero y Julián Mairal regalará varios jamones», concluye.