El Huesca tuvo importantes sospechas de lo que podía ocurrir antes del partido ante el Nástic (0-1) de la pasada temporada, que originó las investigaciones de la operación Oikos, y se vio obligado a ofrecer primas a sus jugadores por ganar ese duelo y el último de la temporada en Oviedo. Así lo recoge la información publicada ayer por El País, que insiste en que los rumores previos a la disputa de aquel encuentro que afirmaban que el duelo estaba arreglado llevaron a la entidad altoaragonesa a actuar.

En ese sentido, el Huesca se habría apresurado a ofrecer un incentivo económico a sus futbolistas en caso de que lograran la victoria en las dos últimas jornadas de la pasada temporada, es decir, ante el Nástic en El Alcoraz y en Oviedo, donde el Huesca perdió 2-1. Así lo expuso el director general, Josete Ortas, en sus declaraciones a la Policía, la pasada semana, como testigo. Ortas habría explicado que el club se movió con celeridad ante los incesantes rumores de que el partido frente al Nástic estaba arreglado para que los catalanes se hicieran con la victoria en feudo oscense.

Según El País, el máximo accionista del Huesca y presidente de la Fundación Alcoraz, José Antonio Martín Otín Petón, habría declarado que el entonces entrenador del equipo, Rubi, no se fiaba de los jugadores según lo que había podido percibir en las celebraciones posteriores al choque ante el Lugo. Asimismo, el Huesca también decidió llenar las calles de la capital altoaragonesa con carteles en los que se ensalzaba el juego limpio.

Así, la inquietud se apoderó de todos los estamentos del club y la semana posterior a la disputa del encuentro ante el Nástic se convirtió en una sucesión de reuniones en las que los dirigentes aragoneses habrían advertido a los futbolistas de que la entidad actuaría con todos los medios legales a su alcance contra cualquier jugador que se prestara a un hipotético amaño.

Ortas, Petón, cuerpo técnico y jugadores se vieron las caras en un encuentro en el que el máximo acccionista habría puesto en conocimiento de la plantilla el informe recibido por laLiga y la federación procedente de UEFA en el que se advertían «pruebas claras y apabullantes de que el curso o el resultado de este partido fue influido excesivamente con intención de obtener beneficios corruptos de las apuestas». El documento exponía que los apostantes a este encuentro sabían con anterioridad que el Huesca iba a perder ante el Nástic.

EL CLUB ALERTA

Incluso, el propio club azulgrana habría alertado a la Liga de Fútbol Profesional tras detectar movimientos extraños en las apuestas para el siguiente partido, que enfrentaba al Huesca con el Oviedo en el Carlos Tartiere. El club oscense había reclamado, el día anterior al encuentro, que el caso se trasladara a la dirección general de Ordenación del Juego, dependiente del Ministerio de Hacienda, pero, según la entidad deportiva, laLiga no respondió a esa solicitud. Finalmente, el Oviedo, que se jugaba acceder al playoff de ascenso, se impuso a un Huesca que había logrado asegurar dos semanas antes su presencia en la élite la siguiente temporada.

De momento, el Huesca continúa a la espera de que el juez archive la investigación abierta al club como entidad jurídica, algo que, presumiblemente, sucederá a lo largo de esta semana. Esa confianza se sustenta en las palabras de la Fiscalía, que llegó a afirmar que el Huesca podría ser «una víctima más» de la trama. En todo caso, la operación Oikos ha supuesto, de momento, la detención de Agustín Lasaosa, que, tras ser puesto en libertad con cargos de corrupción en el deporte y cooperador necesario en un delito de estafa, presentó la dimisión como presidente y el resto de cargos. También fue detenido el jefe de los servicios médicos, Juan Carlos Galindo, en libertad con cargos, y que ha sido apartado de sus funciones. Del mismo modo, se investiga al exjugador del Huesca y actualmente en el Depor, Íñigo López, acusado de ser intermediario con la trama, liderada por Raúl Bravo y Aranda.