Ser subcampeona de Europa sub-17 no es una cosa que se consiga todos los días. Nora Sánchez (Zaragoza, 2000) formó parte de la primera generación de oro que comenzó a deslumbrar en el panorama europeo del fútbol femenino español. «Fue una experiencia inolvidable aunque siempre te quedas con la espina clavada de haber perdido la final, pero me quedo con lo gratificante de haber llegado hasta allí». En un verano en el que la selección española de fútbol va a disputar el Mundial de Francia, Nora sueña con volver a vestir la elástica de La Roja. «Toda chica sueña con volver a la selección. Tengo que seguir trabajando para poder tener esa suerte de que me vuelvan a llamar», apunta Nora, que llegó a la selección española tras haber realizado un gran papel con el combinado aragonés.

La central dio sus primeros pasos en el fútbol en el Sala Arrabal, después pasó al equipo alevín del Zaragoza CFF donde, como la mayoría de las chicas, tuvo que competir en una categoría siendo el único equipo femenino. «Fuimos quintas en la Liga y competimos muy bien a pesar de que los chicos eran más fuertes que nosotras». Antes de llegar a ser una de las piezas claves en el sistema defensivo de Cristian Aleza, Nora tuvo que sufrir el cambio de pasar de infantiles a categoría sénior. «Cuando con 14 años pasas a jugar contra mujeres de todas las edades es una diferencia que cuesta mucho igualar. El problema es que todavía no hay muchas chicas para formar una Liga».

El Zaragoza CFF ha conseguido el campeonato liguero y su consecuente clasificación para el playoff de ascenso. «Hemos ganado la Liga porque hemos sido las más regulares y estamos ahí porque nos lo hemos merecido. Solo nos queda el objetivo más ambicioso que es volver a Primera División y para ello tenemos que jugar un playoff muy complicado», reconoce la zaragozana acerca de los próximos compromisos del equipo. Nora tuvo un estreno muy precoz (15 años) con el primer equipo del Zaragoza CFF. «Estaban buscando refuerzos para la temporada siguiente. Me probaron de lateral, de central y vieron que estaba capacitada para debutar y así fue».

Todo no ha sido un camino de rosas en la trayectoria de Nora, que vio como el club de toda su vida descendió de la Liga Iberdrola en una situación que fue «muy dura» y en la cual se preguntó ‘¿ahora qué hago?’. A pesar del naufragio, la zaragozana no quiso abandonar el barco. «Se te pasan muchas cosas por la cabeza, me quedo aquí o me busco otro equipo en Primera. Sin embargo, además del fútbol tengo que pensar en mis estudios así que decidí quedarme para devolver al club al sitio donde se merece», declara Nora, que compagina sus estudios de matemáticas en la Universidad de Zaragoza con los entrenamientos del equipo.

Aunque el fútbol femenino está en auge, Nora admite que todavía hay un abismo con sus colegas los hombres. «Se está progresando pero es la realidad. No tenemos ni los sueldos, ni los recursos que nos gustaría tener». La visibilidad en los medios de comunicación es uno de los aspectos clave en el crecimiento del fútbol femenino. «El Zaragoza puede ir muy mal pero sigue llenando cinco páginas de un periódico. Nosotras somos campeonas de Liga en la misma categoría que ellos y como mucho nos dejan una columna», criticó Nora.

La falta de referentes es uno de los primeros problemas que el fútbol femenino está dejando atrás. «Al final hay más referentes porque hay más promoción. Las niñas pequeñas pueden ver partidos en la televisión, lo que antes era impensable. Esto provoca que haya un mayor auge y que las futbolistas sean mejores». Uno de esos referentes podría ser en el futuro su compañera de equipo, Salma Paralluelo. «Es un espectáculo de atleta y de jugadora. Todavía no tiene claro a qué dedicarse pero si continúa a este nivel va a destacar elija lo que elija», reconoce Nora sobre Salma.