Lo que a Eliseo Martín, Luisa Larraga o Carlos Berlanga les costó muchos años de sacrificio y de entrenamientos, Maite Gargallo lo ha conseguido en sólo año y medio. Martín y Larraga participaron en su primer Mundial al aire libre en Sevilla-99. Ambos son profesionales del atletismo y cuidan el más mínimo detalle en su preparación.

Maite, que nació en Zaragoza hace 33 años, recibió ayer la noticia de su inclusión en la lista de la selección española para el Mundial de París del próximo verano. Gargallo correrá los 20 kilómetros marcha en la cita más importante de la temporada tras iniciarse en la especialidad en febrero del 2002. Por si fuera poco, no sigue una dieta específica, hace poco se dio su primer masaje y su vida gira entre Zaragoza y Huesca, trabajando de ingeniera agrícola.

Su caso es increíble y pocos ejemplos similares se recuerdan. En el Gran Premio de los Cantones de La Coruña fue la séptima de los 20 kilómetros y obtuvo la segunda mejor marca nacional de la historia tras María Vasco con un registro de 1.30.41. Ese tiempo le ha abierto las puertas de París.

Sus inicios

Gargallo comenzó a hacer atletismo hace 12 años. "Estudiaba en el Calixto Ariño y hacía balonmano, baloncesto y atletismo". Con el tiempo se decantó por las carreras de fondo, pero era una atleta discreta a nivel nacional. "No gané ni un regional de cross, ni recuerdo si vencí en algún Campeonato de Aragón en pista. Una de mis mejores carreras fue un medio maratón en Barbastro donde hice 1.20", recuerda la marchadora.

En el año 95 dejó el atletismo. "Me lié a trabajar de camarera en Loscos y un año más tarde hice el proyecto de fin de carrera en Zaragoza". Gargallo ha dado más vueltas que las maletas de la Piquer. "Trabajé en ingeniería agrícola en Menorca, en Zaragoza y en Cuenca. El deporte lo tenía olvidado", dice.

Durante ocho años, Gargallo no hizo nada de deporte. "La ventaja que tenía es que no engordaba. En forma puedo estar en 44 kilos y he llegado a pesar como mucho 50. Me dedicaba a hacer deporte salud". Pero en febrero de hace un año cambió la vida de Gargallo. "Bajé a las pistas de La Granja a correr y me cansaba. Fran Guajardo y María José Poves, dos amigos que marchan, me dijeron que probara, puesto que el Scorpio estaba escaso de atletas para hacer la Liga", comenta Gargallo, que con el paso del tiempo, se dio cuenta de que "como era mayor --explica--, debía pasar de correr y me tenía que dedicar a andar deprisa".

Gargallo siempre recordará su primera prueba de marcha. "Fue un sábado 12 de mayo en un control en Zaragoza. Salía para ver si aguantaba. Me vi bien en 5 kilómetros puesto que acabé en una marca de 24 minutos".

El año pasado se codeó con María José Poves. Compitió en la Liga de clubs y estuvo con las mejores en el nacional absoluto antes de ser descalificada. "Este año pensé con Javier de la Fuente, mi entrenador, hacer una planificación seria", explica Gargallo.

Su manera de entrenar no tiene nada que ver con la élite de la marcha. "Como lo que me da la gana. No controlo los kilómetros que hago. Voy por sensaciones. Empecé a doblar cuando fui a mi primera concentración con la selección en Benicassim".

El día clave

El fin de semana pasado fue sola a La Coruña para disputar la prueba de su vida. "Los atletas buenos estaban en el hotel Riazor y yo me busqué una pensión. Tuve que llorar mucho para que la organización me pagara el tren". En Los Tres Cantones firmó su carrera soñada. "Iba de maravilla y en el kilómetro 10 estaba con la italiana Perrone. Incluso me reservé un poco a partir del kilómetro doce".

Los que conocen su trayectoria se han quedado alucinados. "Cuando han visto los tiempos que he hecho, Vasco, Pérez o Mari Cruz Díaz, me han dicho que a partir de ahora lo tengo chupado, que la marcha es jauja", afirma.