El fútbol no fue justo con el Zaragoza, que mereció llevarse los tres puntos de El Madrigal y que salió del campo del Villarreal con un sabor más amargo que dulce y con una actuación arbitral de Del Cerro Grande que dejó mucho que desear, sobre todo por un penalti de Lanzaro que solo vio él. Desde luego, los árbitros no quieren en demasía al club aragonés. Al menos, hasta ahora. Empatar en casa del Submarino, un conjunto de Champions lleno de dudas, tener la victoria cerca y constatar que el bloque va en mejoría, en progresión, son demasiadas buenas noticias para quedarse solo en lo que pudo ser y no fue. El equipo masticó el sabor de los tres puntos gran parte del partido, se agarró a la muralla siempre firme que es Roberto y dispuso una imagen sobria y llena de presión en el primer acto y algo más difusa después. Pero en el tramo final, con uno menos en el marcador por la roja a Lanzaro, el Zaragoza solo tuvo ojos para el reloj.

Relacionadas

En la agonía final, la amenaza de morir en la orilla después de haber nadado tanto resultó muy nítida, demasiado. El Villarreal empató y pudo ganar. Claro, que estaba Roberto, con el que ayer soñó Rossi. El meta es principio y final, un portero que suma puntos. Y no pocos. En Vallecas, ante el Málaga, en Villarreal.... Está tocado por la varita en su regreso, la misma que se posó sobre su cabeza en la primera etapa, y su figura se agranda cada vez más.

Sin embargo, bajo la estela de la brillantez de Roberto, Aguirre, cual hormiguita sabia, está construyendo un buen bloque. Sólido por el medio con Ponzio y Meira, aunque eso implique que el balón circule poco fluido, Todo no se puede tener en esta vida... El equipo estuvo afilado en la presión, muy eficaz en la primera parte, y concentrado e intenso, sabiendo cuándo y cómo hacer las faltas, faceta en la que Meira es un maestro. Y, además, este Zaragoza está encontrando el gol. Lo hace solo en algunos partidos y contando con que Postiga tiene totalmente nublada la vista en esa faceta. Luis García y Barrera encontraron ese camino en El Madrigal en dos buenos goles. El ariete, en su tercer tanto en este curso, definió una gran pared con Meira y el mexicano estrenó su cuenta en una contra de manual y con Lafita de lanzador.

El Zaragoza le regaló el balón de salida al Villarreal. Apenas cuenta con argumentos para tenerlo y al Villarreal le sobra talento en esa faceta. Borja Valero y Cani comandaban las operaciones, sobre todo el exzaragocista, por el que pasa mucho del fútbol del Submarino. Con todo, la primera ocasión fue zaragocista, pero Hélder se encontró con la mano de Diego López tras un gran recorte a Mario. El portugués anda peleado con las musas del gol.

Rossi y Cani dieron los primeros avisos del equipo local, pero el Zaragoza cada vez estaba más cómodo. Ponzio y Meira construyeron el muro en medio y la presión hizo el resto, mejoría en los laterales, sobre todo por parte de Juárez, incluida. En el campo de minas que montó Aguirre, el Villarreal se fue marchando del partido y recibió el primer golpe pasada la media hora. Luis García puso la ventaja y el partido tomó color zaraocista.

Sin embargo, Del Cerro Grande quiso su cuota. Lanzaro, ya con una amarilla, se las tenía tiesas en el córner con Mario y el árbitro pitó un penalti casi por aclamación popular. El árbitro ni le enseñó la cartulina a Lanzaro, quizá por la conciencia de lo hecho. Rossi transformó la pena máxima, pero el Zaragoza volvió a golpear. Barrera se encargó de ello para que al intermedio se llegara con merecida ventaja.

Tras el descanso, el Villarreal embotelló al Zaragoza, con un disparo al larguero de Cani como mejor ocasión. Da Silva comenzó a sufrir en demasía y Roberto, a crecer sin cesar. El meta paró un mano a mano a Catalá y Aguirre movió bien el banquillo con la salida de Micael. La jugada cortocircuitó al Villarreal y el partido se puso para la sentencia zaragocista. Postiga y Micael la tuvieron, mientras la irrupción de Juan Carlos apenas se notó esta vez. Garrido, entre los gritos de la grada, puso toda la pólvora y Hérnán Pérez, en una desatención de Ponzio en un córner, firmó el empate. Lanzaro vio la segunda amarilla, ésta sí merecida, y Roberto tapó todos los tiros de Rossi, que no fueron pocos. Con uno menos, Postiga tuvo la última tras jugada de Zuculini, pero el marcador no se movió para sellar unas tablas algo amargas.