De repente, por la terminal del aeropuerto de Zaragoza, asomó un tipo elegante, con un peinado de galán maduro de culebrón mexicano (de allí viene tras su experiencia ya finalizada en el Atlante) y una sonrisa muy reconocible. El seductor era Leo Beenhakker, uno de los entrenadores más apreciados en la historia del Real Zaragoza por el fútbol exquisito que desplegó el equipo aragonés a principios de los ochenta y por la negación europea que el destino. confundiéndole con Poulidor, le hizo a ese conjunto que siempre se quedaba a las puertas de la UEFA.

Beenhakeer, aprovechando su primer parón profesional en 40 años de carrera en los banquillos, anduvo rápido para solicitar al Utrecht que le incluyera en la expedición en cuanto se enteró del sorteo y de la coincidencia en el grupo de ambos equipos. "Vivo muy cerca de Utrecht y conozco muy bien al equipo. Tenía mucho interés de venir como turista a Zaragoza, donde viví una época muy importante. Me han invitado, y aquí estoy, con algo de nostalgia".

Espía accidental

Ahora descansa y sigue viendo fútbol. A sus 61 años esta vez sí estará en la Copa de la UEFA y cerca del Real Zaragoza, pero como observador. A Foeke Booy, su colega y compatriota, se le metió de repente un espía en casa. Beenhakker, por simpatía con los medios de una ciudad donde debutó como entrenador profesional tras su paso por los juveniles del Ajax, desplegó su informe particular sobre el Utrecht. "Le falta experiencia en el fútbol internacional, pero dispone de una personalidad suficiente como para superar ese déficit y la presión de jugar fuera de Holanda. En la Liga holandesa está jugando muy bien y ha ganado la Copa. Están muy en forma y tuteando a los grandes clubs de mi país", subraya el técnico con especial énfasis.

Es más, el Utrecht puede ser una seria amenaza "si consigue imponer su estilo, será un hueso muy duro para el Real Zaragoza". La única duda que le queda a Beenhakker es si sus compatriotas están capacitados para desplegar el buen fútbol que realizan en casa también sobre el mapa internacional.

Su espionaje tiene un punto de fidelidad. El entrenador holandés no da nombres de jugadores a tener en cuenta. Se hace el amable despistado. "No, no hay nombres. Lo mejor es el bloque, el conjunto. Sabe jugar perfectamente como equipo que carece de estrellas y que se mentaliza para trabajar el aspecto colectivo". Leo el turista da las gracias por la atención recibida en su regreso y se va melena cana al viento. Según su informe, el Utrecht no es una pera en dulce.