Bolea es famosa por su colegiata y por las cerezas. A la sombra del Gratal, la localidad oscense de 500 habitantes tiene su equipo de fútbol en Segunda Regional. El entorno en el que se ubica es bucólico. En medio de un bosque, el río Sotón pasa cercano por una de las bandas. Lo malo es que Bolea tiene uno de los pocos campos de tierra que quedan en la provincia. "Nuestra ilusión sería verlo verde, porque el entorno es muy chulo. Esa ha sido siempre nuestra lucha", dice Inmaculada Ain, la presidenta del club. El pasado fin de semana cayeron 60 litros en Bolea. "Y está como si nada, mejor que muchos campos de césped que son patatales. El problema es que el agua no llega al campo de fútbol". Tampoco tiene luz y se ilumina con un grupo electrógeno.

Macu es una mujer diferente al resto. Tiene 45 años, ha sido peluquera toda su vida y ahora regenta en Huesca un negocio llamado Arrebato. Esa palabra define perfectamente su personalidad. Ahora se ha dejado el pelo con los colores de la bandera republicana y su gran pasión siempre ha sido el fútbol. "En mi casa siempre hemos sido muy futboleros. Antonio, mi padre, ya fue presidente del club en los ochenta. Ahora tiene 85 años. Después cogió mi hermano Antonio el mando", dice. Macu es la presidenta del CF Bolea hace cinco años. "No supone un cargo y es otra persona más para trabajar", dice esta hincha de la Real Sociedad. La junta la componen cuatro colegas de Macu. "Limpio los vestuarios y trabajo en el bar. Otro pasa el rollo por el campo todas las semanas y los otros dos lo marcan. José María Tornero, el entrenador, es el único que cobra. Los demás estamos por amor al arte", explica la dirigente.

El club tiene cien socios y van 60 fieles todos los domingos a ver el partido. "Vamos más gente de Bolea a los desplazamientos", dice. El año que viene se verán las caras con el Ayerbe, el rival más encarnizado. "Acaban de bajar. ¡Será un derbi de alto riesgo!", augura Macu.