Marcos es montañés. De Benasque. Un veinteañero que se ha bajado a independizarse a la capital. La libertad centellea en su mirada. Brilla con esa intensidad de quien quiere comerse el mundo. Normal. Como nos pasó a ti y a mí a su edad. O como te pasará, ya verás. Vive igual el fútbol. Marcos siente ese cosquilleo al entrar en El Alcoraz y ver el verde encendido donde se imagina marcando, como aquella vez. «Me la pasaron y chuté. Lo celebré como Cristiano Ronaldo», sonríe Marcos Rufat, delantero. Porque robarle a Marcos la sonrisa es un imposible.

Unas butacas más a la derecha están Javi y David. Defensas y amigos. No paran de charrar. Se van pisando el uno al otro las frases completando el sentido. «No corremos como estos, pero lo intentamos todo», dice Javi Calvo. «Nosotros tenemos más barriga, pero sí nos lo curramos», hilvana David Elvira. Más barriga, pero mismo escudo. El del Huesca en la Liga Genuine, un proyecto que propulsa la integración de personas con discapacidad intelectual desde la Fundación de LaLiga.

Tras la experiencia pionera de la temporada pasada, con 18 equipos de Primera y Segunda, esta vez se ha ampliado a 30 participantes. El Huesca fue uno de los pioneros, al que ahora se suma el Real Zaragoza para elevar la bandera de Aragón. «Es un privilegio. Lo mejor es el compañerismo. Marcas un gol y vienen hasta los del equipo contrario a celebrarlo», dice Javi Calvo, que se reconoció en la historia de la película Campeones, que ha puesto de actualidad la conexión entre deporte y discapacidad intelectual.

La competición se disputa en cuatro concentraciones que se convierten en una fiesta de convivencia y reivindicación de un colectivo que siente aún la exclusión y el paternalismo. Tarragona (16-18 noviembre), Córdoba y La Coruña (18-20 enero), Madrid y Segovia (26-28 abril) y Valencia (14-16 junio) acogerán este año los partidos, que se disputan los sábados y los domingos y que se completan con una fiesta de apertura en la que suelen participar jugadores profesionales.

«El objetivo principal es que se diviertan, que se integren y conozcan a gente nueva dentro y fuera de su ciudad. Nos juntamos más de 600 en cada concentración. A la primera fueron algo tímidos, pero a la segunda ya se chocaban las manos con todos los equipos», recuerda David Abardía, entrenador de este equipazo, agradecido con Leo Franco, impulsor de esta idea. Para el debut en Tarragona el Huesca ha fletado un autobús para que las familias acompañen a los jugadores.

LAS REGLAS DEL JUEGO

Las reglas de juego son especiales, priorizando la deportividad sobre la competición. Cada equipo juega con ocho. Los partidos se dividen en cuatro cuartos de diez minutos y sólo se permiten cambios en el último. El ganador de cada uno de estos periodos recibe un punto, evitando marcadores abultados. Además, cada entrenador debe calificar la actitud de los jugadores y cuerpo técnico del rival, completándose una segunda clasificación de valores deportivos. El Huesca quedó sexto en este apartado la temporada pasada.

Esta iniciativa está coordinada desde la Asociación Cadis y cuenta con la participación de entidades como Atades Huesca, Down Huesca, Asociación Asperger y TGD’s de Aragón, Cruz Blanca y Centro de Integración Social El Remós. El equipo lo componen 25 jugadores que proceden de distintas partes de la provincia: Martillué, Fraga, Monzón, Boltaña y Benasque. Chicos y dos chicas, de entre 17 a 50 años, que entrenan todos los martes en el campo de San Jorge. «Lo esencial es el desarrollo emocional y personal. No les vamos a pedir que hagan cosas físicas que no pueden, pero sí que disfruten, estén cómodos... Por ejemplo, nuestro portero tiene poca movilidad, pero él quiere ser portero y lo es. Y juega igual que los demás. El resultado son sus sonrisas», afirma Abardía, que en cada concentración es acompañado por tres asistentes de cada asociación.

Si es así, el Huesca gana por goleada. Sólo hay que verles. Javi y David no paran de sonreír. A Marcos se le sale la vida por la boca: «Mis compañeros son simpáticos, son intocables. Somos muy buenos». Y quizá en eso no son como tú y ni como yo. Son mucho mejores.