El Basket Zaragoza 2002 celebrará el próximo 29 de diciembre su tradicional junta de accionistas con una importante cuestión económica sobre la mesa: completar el medio millón de euros que quedó pendiente de la última ampliación de capital. Es una cuestión obligada por ley, ya que el patrimonio no puede ser inferior a la mitad del capital social. Pero también es una necesidad de inyectar dinero en un año tan complicado como este. En la junta del año pasado se aprobó primero una reducción de capital y, posteriormente, una ampliación de un millón de euros, de la que se suscribió aproximadamente la mitad.

Los accionistas actuales tendrán un plazo de suscripción preferente y, si no se completara, se abriría a capital externo. Hasta ahora no ha habido ninguna oferta ni propuesta para que esto se produzca. Habitualmente son tres los accionistas que suscriben su parte en las ampliaciones, el presidente y máximo accionista, Reynaldo Benito, y los consejeros Emilio Garcés y Alberto Sainz.

La pandemia ha supuesto un duro golpe a la economía del Casademont Zaragoza en un momento en el que la buena marcha deportiva había hecho aumentar los ingresos en taquilla y de venta de merchandising. El estado de alarma, el parón de la competición, supuso un impacto de 700.000 euros para las arcas del club. Este curso la incertidumbre es máxima, sobre todo porque no se sabe cuándo ni de qué manera podrá entrar la afición al pabellón.

Si todo hubiera seguido su curso normal, el club hubiera podido ingresar 1.600.000 euros por abonados y taquillas. Ahora ha percibido 500.000 euros que corresponden a la segunda parte de la temporada pero que tendrá que devolver o compensar en caso de que no pueda entrar público o lo haga parcialmente. Todo eso ha obligado al Basket Zaragoza a reducir su presupuesto en torno a un 20%, pasando de los casi cinco millones del año pasado a 4,2 el actual.

Pese a esa rebaja, las previsiones en el presupuesto hablaban de unas pérdidas de 300.000 euros al término del curso 2020-21, que pueden aumentar sin los abonos. Por eso es necesaria una inyección económica y la sociedad va a proponer en la junta completar la última ampliación de capital. De lo contrario la legislación actual le obligaría a reducirlo para no entrar en causa de disolucion.