A sus 20 años ha hecho historia. Y sin ningún tipo de duda. Irene Samper lleva un par de días de locura absoluta y es incapaz de dejar de sonreír. No es para menos después de ser campeona de la primera Eurocopa de fútbol sala femenino de la historia. Un triunfo de ellas. Un triunfo de todos.

El torneo fue inmaculado en Gondomar. El viernes España se impuso a Rusia con un certero 5-0 en el que, por cierto, Irene marcó. Y el domingo, ante Portugal, anfitriona del torneo, el éxtasis. Un 4-0 incontestable. Una competición inmaculada para un grupo increíble y que luchó sin descanso para levantar el preciado trofeo.

Han pasado ya varias horas, pero Irene reconoce que aún no es plenamente consciente de lo que ha conseguido: «Todavía no lo he asimilado. Creo que mañana (por hoy) cuando lo piense fríamente me voy a poner a llorar», afirma.

Su historia de amor por el fútbol sala comenzó a los cinco años en el equipo del colegio, el actual Josefa Amar y Borbón. Después jugó en el Intersala hasta que con 17 años, siendo una de las grandes promesas nacionales, se marchó al Alcorcón, club puntero con el que compite en Primera División. Es un talento precoz con un título internacional a pesar de su juventud.

La enorme alegría que ha supuesto para el grupo es el claro reflejo de una pelea constante para el crecimiento y visibilización del fútbol sala femenino. «Cuando pitaron el final fue una mezcla de emoción, alegría, efusividad… Lloramos todas un montón por todo lo que supone. No solamente es ganar, es haberlo hecho en algo oficial después de tantos años y de tantas jugadoras que han pasado por la selección y que no han podido disfrutar de esto». Mucho ha habido que pelear para que hubiera, al fin, un torneo reconocido. «A 10 segundos para terminar estábamos todas con el peto quitado y deseando saltar al campo para celebrarlo».

Y a ese momento mágico y que nunca se le olvidará se traslada constantemente: «Ahora mismo es como si estuviera en el partido otra vez soñando con el pitido, yendo a por la medalla y celebrándolo con mis compañeras. No me quiero escapar de ese momento», cuenta.

El secreto del éxito del grupo dirigido por Claudia Pons ha residido en el «muchísimo trabajo» que ha habido detrás. Tanto que antes del duelo ante Rusia «nos mirábamos antes de empezar a calentar y estábamos tranquilas y pensábamos en que nada podía salir mal». Y después el apoyo de las compañeras. Un grupo increíble y campeón.