—Sobran los calificativos de final para el partido ante el Nástic de Tarragona, ¿no?

—Es un partido muy complicado en el que nos jugamos mucho, queremos dar una alegría a la afición y salir de la zona de abajo. Necesitamos ganar sea como sea para alejarnos tras superar a un rival que está abajo y que ahora mismo es directo.

—¿Cómo se puede explicar que tras 31 jornadas solo tengan cuatro puntos de renta sobre el descenso cuando la temporada pasada, con un equipo en el que han seguido muchos futbolistas, iban hacia arriba en la tabla y acabaron terceros?

—Mirado así es algo complicado de entender. Las expectativas este año eran muy altas, todos teníamos una gran ilusión, pero esta Segunda es muy complicada e igualada. No han venido resultados, todo se ha ido complicando... Es que es difícil encontrar una explicación a tanto cambio. En el equipo siguió una buena parte de los jugadores y te preguntas qué ha pasado. Y, de verdad, no lo sé.

—El nivel de muchos de esos futbolistas no habrá sido el mismo, eso es evidente.

—Pero las ganas y la ilusión de trabajar han sido las de siempre, aunque a nivel individual no hemos dado cada uno ese rendimiento que es lo que hace que el grupo funcione mejor. Y son muchas cosas las que hacen que no lleguen resultados.

—Una explicación redundante: el Zaragoza no domina las dos áreas, ni la propia ni la ajena. Se dice como si fuera algo sin mucha importancia y es lo vital.

—Es lo que se ha visto, con nada nos hacen gol y nosotros necesitamos muchas ocasiones para marcar uno. Eso es el abc del fútbol, porque si no dominas las áreas es imposible que puedas ganar. Es que es lo más importante.

—Tres entrenadores. ¿Hasta qué punto perjudica tanto cambio?

—Pues perjudica muchísimo, yo lo viví en el Villanueva cuando estuve cedido y tuvimos tres cambios de entrenador. Es complicado porque implica que las cosas no van bien, el futbolista se siente jodido y dolido por ello, mucho más en una plantilla tan comprometida como esta.

—¿Cree que a esta plantilla le falta carácter?

—No, de verdad que no. No nos falta carácter, es un vestuario joven, pero lo tiene. Cada jugador posee su personalidad y sus características, pero para mí ahí no está el problema.

—Empezaron bien la Liga con Idiakez y el equipo se cayó, con Alcaraz no se levantó y con Víctor hubo reacción, pero se ha vuelto a caer. ¿Por qué?

—A ver... Coges una buena racha y te sientes fuerte, pero sufres algunas derrotas y tienes más miedo, bueno más bien diría que más respeto, porque te estás jugando muchísimo y llevas varias derrotas consecutivas. Somos personas y sabemos qué implican esos partidos perdidos, porque la presión aumenta.

—Habla de miedo. ¿Lo hay en el vestuario?

—No, no hay miedo. El vestuario está tranquilo y confiado, sabemos que si hacemos las cosas bien tenemos muchas opciones de ganar los partidos, empezando por el del Nástic.

—Usted es canterano y no hace falta que se le cuente qué implicaría el descenso en cuanto a una posible desaparición. Y la amenaza está ahí.

—Está claro. La amenaza la conocemos, pero aquí estamos concentrados en lo que tenemos que hacer. Y, sinceramente, no hemos hablado de ese tema porque no tenemos esa opción, no existe para nosotros. La opción de bajar a Segunda B no está, no la vamos a permitir. Sabemos que no estamos sacando los resultados necesarios para alejarnos, pero los vamos a lograr, hay plantilla suficiente para sacar esto.

—La temporada pasada se notaba en ese vestuario...

—No le dejo terminar, porque , ya sé lo que me va a preguntar. La unión es idéntica a la de hace un año. Es la misma cohesión, totalmente, sin fisuras.

—Aquel episodio de Pombo tras el partido ante el Cádiz y con los aficionados a la salida del estadio no daba a entender eso.

—Son cosas que pasan, sin más. Llevas años compartiendo vestuarios y los llegas a conocer tanto que esa unión está ahí. Siempre hay cosas que están bien y otras que están mal, pero esa unidad es muy grande.

—¿Se explica usted aquello que sucedió con Pombo?

—Bueno, vas caliente y te cogen entre muchos. Salimos todos, algunos nos fuimos por otro lado y a él le cogieron allí. No estás acostumbrado, es una situación complicada y pasó lo que pasó.

—Esta temporada, además de los que estaban del año pasado, han subido de la cantera Nieto y Soro y han regresado Linares y Dorado. El Zaragoza es más canterano que nunca.

—Es para sentirse orgulloso, creo que cuantos más haya es mejor, es algo positivo, demuestra que hay una buena planificación, una buena cantera, que los jugadores que suben es porque se lo merecen. Se está demostrando, que los que han subido están rindiendo a gran nivel.

—¿En estas situaciones difíciles ser de aquí implica un ‘plus’ de responsabilidad?

—Implica, sin duda, un sufrimiento mayor, porque esta es nuestra casa. Eres zaragocista y hace cuatro días estabas en la grada aplaudiendo, gritando y animando con la afición. Ves esta situación, que no te gusta, las derrotas, el peligro en la tabla y tienes amigos y familia muy cerca, que te dicen, que te preguntan…

—¿Y qué le dicen por la calle?

—Yo tengo la suerte de que conmigo la gente me habla bien, con respeto, con cariño. No puedo tener ninguna queja en ese sentido. Al contrario.

—La puerta de la cantera está abierta de par en par ahora. ¿Cree que valoran con esa apertura tan grande lo difícil que es llegar, lo que costaba hacerlo en otros tiempos?

—¿Cómo no voy a valorar yo el haber llegado? Después de los años que llevo trabajando y peleando por esta camiseta, desde el 2007 en esta cantera, siempre mirando esa meta, esa ilusión. Cuando entras tan joven tienes el sueño, de adolescente vas viendo lo difícil que es llegar, lo que implica esa pelea, que por ejemplo todos tus amigos salgan de fiesta y tú tengas que priorizar esto por encima de todo, el sacrificio... Ese bagaje es lo que hace que al final llegues y yo, por mi parte, lo valoro muchísimo, porque mi esfuerzo me ha costado, igual que a mis compañeros, que creo que lo valoran mucho también.

—Usted nació en 1995, en el año de la Recopa. ¿Qué supone que le entrene el mismo técnico que llevó a aquel Zaragoza a la gloria de ese título?

—Es algo muy bonito. Yo no viví aquello lógicamente, pero sé lo que supuso, lo que se vivió, la felicidad que dio a los zaragocistas. Víctor Fernández es un entrenador que ha dado mucho a este club, con títulos y con muchos años de buen fútbol, y estar a sus órdenes es algo que te llena mucho cuando eres de aquí.

—Volvió a entrar al equipo por la lesión de Alberto Benito ante el Elche y fue titular en Mallorca, donde tuvo un partido muy duro con Lago Junior. ¿Cómo se vio?

—He escuchado y he leído cosas sobre ello. Soy muy autocrítico conmigo mismo, de hecho uno de mis puntos fuertes es la autoexigencia. En el momento en que no me veo bien ya me meto muchísima caña. Siempre he sido así y no voy a cambiar, me autopresiono mucho a mí mismo. No sé si es bueno o malo, pero es lo que me gusta para mejorar. En líneas generales, analizo el partido y no me veo tan mal en Mallorca. Creo que el encuentro estaba igualado, aunque ellos eran algo superiores y con la expulsión nos pasan por encima y los de atrás salimos más a escena por eso. Las circunstancias, los cambios ofensivos, James de lateral izquierdo que no lo había hecho en toda la temporada, exponer y dejar espacios... Por ahí se explica todo.

—Lleva 16 partidos en esta temporada, entre Liga y Copa, con 1.237 minutos, y el año pasado disputó en total 25 oficiales, con 1.841. ¿Se siente satisfecho?

—Yo cuando empiezo la temporada lo que quiero es jugar todos los partidos, como el resto de mis compañeros. Al final del curso valoraré mi rendimiento, ya que queda aún competición, pero es indudable que me habría gustado jugar más.

—Con Lucas Alcaraz fue con el que más jugó...

—Con él tuve más confianza y me empecé a sentir más a gusto, tanto de central en la línea de tres como de carrilero. Creo que di un gran nivel, pero las cosas no salieron en el aspecto colectivo.

—¿Cómo se sintió de central? ¿Se ve de verdad ahí?

—Claro, por qué no. Yo me sentí bien y estoy siempre a disposición del entrenador.

—¿Tiene la sensación de que es el suplente de Benito, de que haga lo que haga es muy difícil que vaya a ser titular salvo lesión de su compañero?

—No quiero pensar en eso, trabajo para ganarme un puesto, pero el que decide es el míster. Esto es rendimiento, el que mejor esté es el que tiene que jugar. Si decidiera yo claro que me pondría a mí, pero no es el caso, solo puedo trabajar para convencerle.

—¿Le gusta ese rol de suplente?

—A ningún futbolista le gusta.

—Luego, siente que lo tiene.

—Sí, claro que lo siento, ha sido así durante toda la temporada, no hay más que ver lo que ha sucedido en los partidos.

—¿Cree que es justo?

—No es que sea justo o deje de serlo, el que decide es el míster.

—Hace un mes dijo que quería para renovar sentirse valorado. Concrételo más.

—Valorado deportiva y económicamente. No he puesto ni cifras de dinero ni nada. Sale por Twitter que he pedido 110.000 euros de ficha y yo no he dicho una cantidad nunca. Otros decían que cobraba el mínimo salarial y también es mentira, porque no llego. La gente puede leer cosas y no sabe la verdad de lo que sucede.

—Ha rechazado dos ofertas para renovar. ¿Qué tiene que pasar para que acepte?

—Es que es fácil, de verdad. Es que quiero quedarme aquí y no es una declaración vacía. No hablo de cifras, solo que yo diga ‘vale, me siento valorado, nada más’.

—¿Si no se siente valorado se plantea intentar irse en verano?

—No quiero planteármelo ni irme, porque estoy en mi casa, pero mi situación no le gustaría ni a mí ni a ningún jugador. Tengo mucha ilusión y un objetivo, seguir mejorando y tener minutos. Irme sería una decisión difícil que espero no tener que llegar a tomar, pero veremos qué pasa.

—Hace un año decía en una entrevista que firmaría sin dudar estar toda la vida en el Zaragoza.

—Y lo mantengo, me quedaría aquí siempre, es donde mejor voy a estar y más siendo tan zaragocista, ese sentimiento que tengo y que va más allá del fútbol. Y toda mi familia es zaragocista.

—¿Su familia entendería que se marchara?

—Por supuesto y me apoyaría siempre, como en todo lo que hiciera. El que tomo la decisión soy yo y estarían a mi lado, pero es que yo quiero estar aquí.