La mayor virtud del CAI Zaragoza radica en su fuerza como grupo, en que el todo suma más que las partes. Claro que las partes han de sumar algo porque, si dejan de hacerlo, el rendimiento colectivo acaba resintiéndose como le está pasando ahora al equipo aragonés. Dos de los ejemplos de jugadores que, por su importancia en el grupo, acusan una irregularidad alarmante son Sanikidze y Rudez. El georgiano es capaz de irrumpir con fuerza y volar por los aires contra el Barcelona y pasar desapercibido los tres siguientes partidos. El croata atraviesa ahora un bache en sus porcentajes de acierto y el equipo lo echa de menos. Caso aparte es Jonathan Tabu, que firmó ante el Barcelona su mejor partido con el CAI para acabar los dos siguientes con valoración negativa. Demasiada irregularidad.