Marc Gual fue contratado para tener un rol estelar. Internacional sub-21, calidad, proyección, juventud y alguna temporada con un balance goleador notable en Segunda. El Real Zaragoza le ha devorado, ya no juega ni cuando juega cualquiera. A Álex Muñoz la estadística de goles encajados por el equipo le acompañó durante un tiempo al inicio de la Liga, tanto que llegó a ser el clavo ardiendo. Tanto ardía que acabó también quemado. Ninguno de sus tres entrenadores ha confiado plenamente en él. Verdasca todavía no ha identificado la línea que separa el atrevimiento de la temeridad. Dorado no ha sido, por el momento, el dorado. Lasure no ha alcanzado el nivel del año pasado, como tampoco Eguaras y Guti, condicionados ambos por las consecuencias de la inactividad por sus pubalgias. Álvaro ha hecho ocho goles, que no son muchos, pero suele dar el mejor nivel del equipo habitualmente junto a James, el más regular y consistente. Papu ha disputado solo 280 minutos. Pombo lo tiene todo, pero lleva un tiempo dando poco.

Todo se ha derrumbado hasta este punto: a ocho jornadas para el final de Liga, el Real Zaragoza está únicamente dos puntos por encima de la zona de descenso y Pep Biel y Nieto, que empezaron el verano en el furgón de cola, son ahora mismo el mascarón de proa del grupo. La titularidad les pertenece por méritos propios. Anomalías en todas las líneas. Todo del revés. Los roles, el rendimiento y, lo más importante, el puesto que ocupa el equipo.