—El partido es clave para dos equipos muy irregulares, ¿no?

—Es verdad. Nosotros estamos con ganas de conseguir los tres puntos y de despejar las dudas que se han creado respecto a nuestra dinámica. Nos está faltando continuidad en los resultados, hacemos un buen juego, pero las victorias no acompañan todo lo que deberían. Eso es lo que nos hace falta para engancharnos a la parte alta. Jugamos mejor de lo que dice la clasificación, pero aún tenemos el playoff a tiro de piedra, a seis puntos está el corte, y no hay nada imposible cuando aún quedan tantos partidos por jugar.

—¿Cómo ve al Zaragoza?

—Lo vi el otro día, en el primer partido con el nuevo entrenador, muy serio, con mucha actitud y con las cosas claras de saber a lo que va a jugar. Espero un Zaragoza con ambición y con mucha intensidad. Contra el Elche fue mejor la primera parte que la segunda, pero con el resultado encarrilado es normal que tras el descanso no se fueran tan hacia arriba y esperaran atrás.

—El Zaragoza está peleando por escapar del peligro del descenso cuando el objetivo era subir. ¿qué cree que le ha faltado?

—Continuidad, sin duda, porque ha tenido muchos altibajos. Ha encajado quizá demasiados goles y la portería a cero es fundamental en cualquier categoría. Y, en esta Segunda, más.

—¿Para el portero rival es un alivio que no juegue Ángel?

—Un alivio no es, porque en Segunda hay otros grandes jugadores. Es que Dongou y Samaras tienen mucha calidad, aunque es verdad que Ángel marca la diferencia. A mí el que más me gusta es Lanzarote, por el golpeo que tiene, es un gran lanzador y en la estrategia es donde se deciden partidos.

—¿Por qué cree que jugadores con mucha experiencia rinden menos en Segunda en equipos como el Zaragoza?

—No es que rindan menos, pero sí que la presión es mucho mayor. La diferencia que he notado entre Girona y Valladolid es grande a nivel de exigencia. El Valladolid es un club con muchos años en Primera, con historia, y se le exige estar en la máxima categoría. Pues en Zaragoza más todavía, porque ha ganado títulos, también algunos europeos. La gente se tiene que dar cuenta de que en la Segunda no es todo tan fácil como parece y no por el nombre se ganan partidos.

—Salió del Girona en verano y ahora su exequipo está cerca de subir. ¿Cómo lo vive?

—Pues con envidia sana, pero me considero partícipe de lo que pueden hacer ahora. Yo he contribuido estos años a que esa plantilla tenga unos valores. Si consiguen ese ascenso tan deseado y que le debe el fútbol me alegraré porque el club, la gente y los jugadores han hecho méritos para lograrlo mucho antes.

—Uno de los ascensos se lo frustró el Zaragoza con aquella remontada en Montilivi. Usted era el portero aquel día.

—Lo que pasó en la Romareda no fue normal, el Zaragoza hizo méritos para llevarse el partido y fuimos nosotros los que nos llevamos un inesperado marcador abultado por 0-3. En casa nos pitaron un penalti en contra pronto, nos dimos cuenta de que estábamos aún tocados por lo que se había vivido contra el Lugo unos días antes y nos dieron la vuelta al marcador con facilidad para remontar la eliminatoria.

—Perder un ascenso en el descuento marca mucho…

—Aquel empate contra el Lugo fue el momento más duro de mi carrera. No vi normal que en el 92 se nos escapara algo por lo que habíamos trabajado tanto. Es que como eso no hay nada. Le di muchas vueltas, incluso semanas después lloré mucho por la situación que vivimos.

—Usted empezó el curso de titular, se lesionó, entró Pau, después él le quitó el sitio y ahora vuelve a jugar.

—Que lo haya hecho en los últimos partidos no quiere decir nada, el míster nos deja claro que en cualquier momento puede haber un cambio en la posición, también en cualquier otra zona del campo, y hay que estar preparados para todo.

—El Zaragoza ha vivido aún más cambios en la portería esta temporada. ¿Es bueno tanto cambio en esa demarcación?

—Yo creo que no es bueno. La portería es diferente al resto y, cuanto menos se toque, mejor. Si se toca poco es que las cosas funcionan bien. Si se toca mucho da inestabilidad al equipo, porque cada portero tiene su forma de ser y de jugar y el resto de compañeros se tiene que adaptar un poco a él. Indudablemente, yo prefiero que no haya mucho movimiento en la portería.

—¿Qué opciones hubo de que Becerra llegara al Zaragoza el pasado verano?

—No hubo opciones porque no me llegó la oferta en firme en ningún momento. Conocía el interés, sabía que estaba el Zaragoza ahí, pero no hubo propuesta y sin ella es imposible saber qué opciones hubiera habido. Con el interés solo no se va a ningún lado. El Zaragoza es un club grande y no me habría importado ir allí. Igual que el Valladolid lo tomé como un proyecto bueno y un paso adelante, el pensamiento allí habría sido el mismo.

—Lleva muchos años en Segunda, fue nombrado mejor portero de la categoría en alguno. ¿No cree que se le está demorando un poco el salto a la élite?

—Se está demorando ese salto más de lo que esperaba, la verdad. Es un sueño que tengo, pero no estoy teniendo la fortuna de subir el escalón. Espero que, si no es este año, sea el próximo.