Desde el 4 de junio hasta el 24 de julio, James Edward Brumwell fue, con el 24,5% de los títulos, el máximo accionista del Zaragoza junto a Mariano Casasnovas. Hoy hace justo una semana que ratificó en el consulado de Londres, donde vive, la reversión de esas acciones que había hecho su abogado unos días antes. Ahora, Brumwell rompe su silencio.

--¿Cómo ha vivido todo?

--Primero con mucha ilusión y después con intranquilidad.

--¿Por qué ha mantenido silencio en todo este tiempo?

--Porque lo que procedía era hablar de fútbol. La gestión era cosa de otros.

--Pero de fútbol no se habló y sí de problemas. ¿Por qué decidió participar en la compra de acciones a Agapito Iglesias?

--Por mi vinculación con Zaragoza, por atender la invitación que en su día me hizo Javier Lasheras con un proyecto deportivo muy importante, y porque pensaba que podía ser una buena inversión. Pero lo cierto es que no tenía idea de lo que es el fútbol español, que es muy diferente al inglés. Hoy no lo haría. En Inglaterra el fútbol es un sector económico como cualquier otro. En España, no y en esa consecuencia entran en consideración como he podido comprobar factores externos que no tienen nada que ver con la gestión económica de una empresa. En este sentido, el fútbol español está muy atrasado.

--¿Qué le pareció que Agapito decidiera resolver el contrato y recuperar las acciones para cederlas después?

--Me pareció que entraba en la lógica de todo lo que había ido ocurriendo. No fue de todos modos una decisión de Agapito Iglesias, aunque en mi ánimo estaba no dificultar la entrada de otras personas que creen pueden hacerlo mejor.

--¿Se sintieron traicionados al final por Agapito?

--No. Con Agapito Iglesias siempre ha habido buena sintonía, lo conozco poco pero me parece una buena persona, aunque agobiado por los acontecimientos.

--En el primer contrato de venta, Agapito iba a cobrar 9,8 millones, ahora un simbólico euro. Es un cambio muy grande, ¿no?

--Allá él, desconozco el motivo de su cambio, pero sin duda lo hay. Mi deber era facilitar esta nueva operación.

--¿Piensa que en la decisión de Agapito ha habido presiones o motivos de otra índole?

--Por supuesto que las hubo.

--¿Considera que la Fundación 2032 es la mejor salida posible?

--La mejor salida era la entrada del grupo azteca, sin duda.

--¿Por qué cree que esa opción del grupo mexicano no salió?

--Por presiones externas. Les cansaron y decidieron que no tenía sentido su entrada en el Zaragoza. Pero no tengo duda de que eran una alternativa muy sólida.

--El problema fue Hacienda. ¿Por qué cree que no aceptó el calendario de pagos que proponían?

--Lo puedo imaginar. Verá como ahora seguro que se arregla.

--¿Llegó a temer por la desaparición del Zaragoza?

--Nunca.

--¿En qué cree que han contribuido usted y su grupo de socios a la salvación del Zaragoza?

--En mi caso, he contribuido a que la opinión pública tomara conciencia de la verdadera situación económica del Zaragoza, lo cual ha facilitado la entrada de un grupo con el que todos están contentos. Este grupo podía haber entrado el primer día y sin embargo no lo hizo. Está claro que servimos de escudo.

--¿Le hubiera gustado mantenerse como accionista más tiempo?

--Tenía ilusión, pero me la fueron quitando. Es sin duda la operación mas extraña que hice en mi vida. Me fui dando cuenta de que no era una cuestión de dinero. De todo se aprende.