La temporada de caza mayor toca a su fin este fin de semana tras un balance positivo según el sentir general de los aficionados. El jabalí ha sido de nuevo la pieza más apreciada, tanto por su abundancia como por las muestras que ha dado de astucia y dominio del entorno. Se ha alejado de zonas donde las temporadas pasadas se había dejado ver mucho y ha poblado otras que apenas contaron son con su presencia los últimos años.

Una de sus zonas preferidas ha sido el regadío con plantaciones de maíz. El jabalí encuentra allí comida y refugio. El ejemplo más claro este año ha sido el término de Candasnos donde "los jabalíes han llegado a convertirse en una plaga", según han manifestado algunos agricultores. Lo mismo se puede decir en los regadíos de los Monegros y la ribera del Gállego. Una modalidad de batida para estos casos consiste en rodear el maizal con las escopetas para sacar las piezas. Numerosas cacerías se han saldado esta temporada con casi una decena de capturas.

El otro hábitat natural del jabalí son los montes de encina y bellota. En general ha sido una buena temporada en las comarcas de Cariñena, Valedejalón y Daroca, destacando las poblaciones de Paniza, Almonacid de la Sierra y Mainar. En las Cinco Villas ha habido años mejores en los llanos, mientras que en las zonas más alta, como los términos de Fuencalderas y Biel, se han llegado a los veinte ejemplares en una jornada.

En el norte de Huesca, la población de jabalíes se ha localizado más en el prepirineo, mientras que ha descendido en los puntos más altos. La zona de Ainsa ha sido uno de los puntos con mayor densidad de jabalíes, donde su extrema abundancia trasciende lo puramente cinegético convirtiéndose en un problema para el tráfico. Una circunstancia que se ha extendido a los términos de Broto, Fiscal o, incluso, Barbastro. El coto de Rosel ha pasado de la treintena de ejemplares abatidos la temporada pasada al centenar de este año.

La colonización del ciervo

El ciervo se está expandiendo por los montes aragoneses. Pese a que todavía es una especie localizada, cada vez es más frecuente divisarlo en nuevas zonas. Desde la reserva que la DGA tiene en Caspe, el ciervo ha ido colonizando diversos términos durante los últimos años. En Chiprana, Bujaraloz, Sástago, Candasnos y Fraga ya se permite cazarlo. En algunas zonas como la Garcipollera (Huesca) y la reserva de los Montes Universales, así como los cotos adyacentes, la densidad de ciervos es cada vez más alta. Su dispersión ha permitido que otros cotos de Aragón ya incluyan al ciervo dentro de su aprovechamiento cinegético, como es el caso Biel o Luna en la comarca de las Cinco Villas.