Dos temporadas después de que se despidiera camino al Bayern, el colombiano James Rodríguez ha vuelto a entrenar con la camiseta del Real Madrid. Aunque la salida hacia Alemania fuera en forma de cesión, con una opción de compra que los bávaros no ejercieron, tanto los deseos del Madrid, como club, como los de Zidane desde el banquillo y los del propio jugador, hacían complicado ver a James de nuevo en un entrenamiento del Madrid, que este martes juega, precisamente en Múnich la semifinal del torneo local de pretemporada ante el Tottenham (18.00 horas).

La salida del colombiano, por el batallaron Nápoles y Atlético, parecía hecha con destino al Wanda Metropolitano, pero a falta de que la dirección madridista diera el consentimiento definitivo, llegó la goleada de los de Simeone (3-7) en el derbi norteamericano y alguien en el Madrid cayó en la cuenta de que deberían dejar de fortalecer a su rival históricamente capitalino, que ahora se codea con los grandes de Europa.

EL FUTURO DE JAMES

Con las puertas del Atlético abiertas, pero sin permiso para cruzarlas, el futuro de James se atisba lejos del Bernabéu, pero mientras encuentra acomodo, ha comenzado a trabajar a las órdenes de un Zidane al que se le acumulan de forma ingente todos los muebles viejos que quería vender, mientras la afición espera ansiosa una renovación del mobiliario imposible de acometer, al menos de momento.