--Kadir ha decidido retirar definitivamente su oferta de compra. ¿Cómo se siente?

--Tengo la conciencia muy tranquila por haber luchado por el zaragocismo y lo voy a seguir haciendo. Estoy un poco decepcionado, pero no porque se haya retirado Kadir, sino porque realmente no hay nadie que aporte el dinero necesario para que el Real Zaragoza salga adelante. Creo que se ha dejado escapar y no han terminado de negociar con una persona como Kadir, al que le han exigido lo que ni los empresarios ni los mexicanos han aportado. Encima, Lasheras, en la reunión que tuvimos en Ibercaja, le pidió garantías a Kadir cuando él sabía que solo habían puesto 50.000 euros para hacerse con el Zaragoza. No es justo.

--¿Y cómo está Kadir?

--Muy dolido, porque además dice que si alguien tenía algo que denunciar sobre él que lo hubiera hecho antes y no ahora, que ha dicho que no, para tratar de hacerle daño. Él no quiere que se dude de su inversión, porque tiene el dinero y, como no le gusta que se le ría nadie, ha preferido marcharse.

--¿Ustedes nunca ha tenido dudas sobre su solvencia?

--Yo en ningún momento, ni de su solvencia ni de su legalidad. Fernando Sainz y yo le acompañamos cuando estuvo renovando su pasaporte en Zaragoza y no tuvo ningún problema. De haber tenido cualquier asunto policial seguro que no se lo hubieran renovado. Y en el tema de las garantías todos hemos visto los documentos, pero las garantías solo las puede certificar un banco y eso vale mucho dinero. Por eso tenía que estar muy seguro de que la iban a vender del Zaragoza para pedir esos avales. Un aval de un talón de 8 millones te cuesta una suma de dinero muy grande. Además qué ganaba Kadir con meterse en este lío si no tenía el dinero. Quedarte el Zaragoza por cero euros como han hecho los empresarios significa que te has quedado con la papeleta de Agapito y eso no tiene ningún sentido.

--¿Tiene la sensación de que una parte de los empresarios nunca quiso venderle el club a Kadir?

--Sin duda. De los ocho o nueve empresarios, porque ahora ya no sé cuántos hay, solo ha habido dos que han dicho la verdad. Uno, Casasnovas, que dijo que había venido para llevarse una comisión y que puede estar mal dicho, pero dijo la realidad, porque compraban a Agapito, hacían un traspaso y se llevaban la comisión. Y el segundo que ha quedado como un caballero, porque es como hay que hacer las cosas, ha sido Ignacio Zorita, que reconoció la separación que había en el grupo, pero también lo podía haber hecho antes. Ellos querían venderle a Kadir, pero Lasheras nunca quiso hacerlo.

--Además, usted no estaba de acuerdo en que le fueran a pagar 9,8 millones de euros por la compra a Agapito Iglesias.

--Por eso dije que no aceptaba que se pagaran comisiones y tampoco que se le dieran a Agapito casi 10 millones tras dejar al Real Zaragoza en quiebra. Pero estaba dispuesto a ceder en esto último si Kadir lo veía claro, porque él era el inversor. El contrato firmado con Agapito es dañino para el Zaragoza y hasta perjudica cualquier negociación con Hacienda. Es un contrato envenenado.

--Y ahora que ya no forma parte de un grupo comprador, ¿cómo ve la situación?

--Mal. Porque o viene un inversor la próxima semana y pone orden en el Zaragoza, con gente profesional, o el club está muerto. Y está muerto porque si las acciones vuelven a Agapito nadie va a querer negociar con él. Lo único que ruego es que el Gobierno de Aragón, las instituciones financieras y todos los estamentos que quieren al Real Zaragoza, incluida la afición, hagamos un esfuerzo para salvar al club. Si el Zaragoza cierra nadie cobra, la afición se queda sin ilusión y la ciudad pierde algo muy importante. La única solución que veo es que el Gobierno de Aragón e Ibercaja colaboren.

--¿Y qué se le puede decir a la afición?

--La afición ha demostrado un aguante para hacerlos santos. Seguro que si llega alguien con credibilidad la gente les apoyará, pero debe aparecer cuanto antes. Tengo la esperanza de que todavía alguien acuda al rescate del Zaragoza y, si me necesitan, allí estaré.