Cuesta imaginar que con apenas 27 años, que serán 28 a final de febrero- acompañen a un futbolista frases hechas como 'La última bala' o 'El último tren'. Cuesta porque se supone que esa es la edad de plena madurez para un jugador de este deporte y cuesta más aún cuando se le presupone una calidad mayor a la de los parámetros normales. Cuesta, sobre todo, cuando se echa la vista atrás y se ve en su figura a uno de los mayores proyectos del fútbol español: eléctrico en la cantera del Real Madrid hace casi una década y firme aspirante a ser clave en un futuro que le acabó apartando de su escudo.

Sin embargo, con todo eso, puede que esta oportunidad sí sea para Jesé Rodríguez la última ocasión para que se vuelva a creer en él. La UD Las Palmas le abrió la puerta en el último día del mercado de fichajes de invierno al extremo grancanario, que, tras años a botes en el PSG -pagó 25 millones al Real Madrid en 2016-, salió del club parisino hace solo unos meses con la rescisión de un contrato que acababa en junio de 2021. En las últimas cuatro temporadas suma 59 partidos en cuatro equipos distintos: PSG, Stoke City, Betis y Sporting de Portugal.

"No tengo por qué estar arrepentido de mi pasado", aseguró en su presentación, consciente de que se enfrenta a una de sus últimas oportunidades.

El frenazo de una grave lesión

La aventura de Jesé Rodríguez en el PSG acabó el pasado 6 de diciembre. En total, el extremo grancanario jugó 18 partidos con el club con apenas 360 minutos -poco más de cuatro partidos completos- y solo dos goles. Unos números que distan mucho del jugador que enamoró en el Castilla, que se asomó con fuerza a la primera plantilla del Real Madrid (dos Champions League figuran en su palmarés) y cuya progresión se frenó en 2014. Un duro golpe de Kolasinac en la vuelta de los octavos ante el Schalke 04 se tradujo en una rotura de ligamento cruzado en la rodilla de la que se recuperó. No obstante, su nivel nunca fue el mismo.

De las cuatro cesiones que el PSG hizo con Jesé, la primera fue a la UD Las Palmas. De eso se acaban de cumplir cuatro años. Su llegada disparó la ilusión en la mejor UD Las Palmas de las últimas dos décadas. Gobernados por Quique Setién en el banquillo y por Jonathan Viera en el campo, la UD era una de las grandes sensaciones de Primera. Kevin Prince Boateng daba más lustre a un equipo que, plagado de canarios, invitaba a soñar.

«He venido para jugar, para mejorar, a dar todo de mí, a morir. Hay un gran equipo y un gran entrenador. No vengo de vacaciones, sino a intentar alcanzar la zona europea, un sueño que tenemos todos los canarios», dijo Jesé entonces. Este miércoles repitió algo parecido: «Hay un proyecto de club que me interesa y es muy atractivo. Vengo con la ilusión de un niño, a ganarme el puesto día a día».

Otra vez con Setién

La historia no acabó en ese sueño. La UD se descompuso en la segunda vuelta, perdió fuelle y acabó vacía. Al curso siguiente, tras una planificación desastrosa, volvería a Segunda. Antes, Jesé regresó a París y allí ya tenían un plan con él: volver a cederle. Segunda cesión en dos temporadas en París. El Stoke City de la Premier League apostó por él. Entró bien, con cierta regularidad y un gol que le dio tres puntos al equipo en su debut ante el Arsenal, pero con el paso de la temporada comenzó a desaparecer de los planes de Mark Hughes.

La temporada se torció para Jesé con asuntos personales. El Stoke le apartó en abril y en mayo confirmó que no volvería a su disciplina. Regresó a París, aguantó media temporada y otra cesión más. Su próximo destino: el Betis de Setién. Con el técnico cántabro disfrutó de cierta continuidad (18 partidos, dos goles y una asistencia).

Otro año más la historia se repetía: vuelta a París y nuevo préstamo de Jesé. Esta vez a otra liga distinta, la portuguesa, donde el Sporting le abrió las puertas la temporada pasada. En total, 24 encuentros y un solo gol. A principios de 2020, el año de la pandemia, Jesé desapareció de los planes del Sporting. Después llegó el parón por el covid-19. Y cuando la Liga se reanudó el club luso no le dio la oportunidad de volver a jugar. Permiso especial y final.

Al césped de Lomo Blanco

En sus últimos meses en el PSG, Jesé jugó un par de partidos esta misma temporada. El inicio de la competición dejó un brote en el club galo y Thomas Tuchel, técnico por entonces, tuvo que echar mano del grancanario para el debut en la Ligue 1 (derrota por 0-3). Jugó unos minutos más ante el Nimes y dejó el club para resolver su futuro.

Desde Gran Canaria solucionó su contrato con el PSG y comenzó un plan de entrenamiento personal. En el campo del Lomo Blanco, donde ha invertido como patrocinador de la entidad, siguió en contacto con el balón. De fondo, papel couché, platós de televisión donde saltaba su nombre y reguetón. Ahora la UD es su rescate.