Después de seis días de lucha contra la muerte, Jesús Gil falleció ayer a la cinco de la tarde en la clínica CEMTRO de Madrid, en cuya unidad de cuidados intensivos permanecía ingresado desde el domingo. Los médicos no han podido atajar el progresivo deterioro físico del mayor accionista del Atlético después de la embolia cerebral que le sobrevino en su finca de Valdeolivas. Día a día su estado se fue agravando hasta que ayer se produjo el fatal desenlace. Hoy a las diez de la mañana se instalará la capilla ardiente en el Vicente Calderón y será enterrado a las seis de la tarde en el cementerio madrileño de La Almudena.

El mundo del fútbol se movilizó para mostrar sus condolencias por la muerte de Jesús Gil, un hombre que ha dejado una profunda huella en un deporte al que llegó en julio de 1987, en que accedió a la presidencia del Atlético. El club madrileño le sirvió como plataforma de lanzamiento para conquistar la alcaldía de Marbella y lanzarse a la aventura de la política, de la que tuvo que salir por la puerta de atrás, inhabilitado y acosado por multitud de procedimientos judiciales.

SIN ESPERANZA Ya el último parte médico, facilitado a las 13,50 horas, apenas dejaba lugar para la esperanza. El estado de extrema gravedad se veía acentuado con signos de inestabilidad neurológica y hemodinámica, después de dos días en coma inducido. Poco antes de la ocho de la tarde, después de más de dos horas de intentos de reanimación, se hizo pública la noticia de la defunción.

Lo hizo un afectado doctor Mariano Malillos, director médico del centro hospitalario. "La muerte real se puede calcular alrededor de las cinco de la tarde. Hemos estado haciendo una serie de maniobras de resucitación cardiopulmonar que no han sido útiles", comunicó Malillos, que era un desenlace inevitable: "La causa ha sido un infarto cerebral, de los que denominamos malignos, en el hemisferio dominante. Hemos ido viendo el aumento de la gravedad hasta esta misma mañana, en que ya sospechábamos que esto era inminente".

El doctor Pedro Guillén, director de la clínica CEMTRO, comunicó el gran pesar del servicio médico que atendió a Jesús Gil. "Ha sido un golpe muy duro. Era un hombre tan fuerte y tan potente que se podía esperar cualquier respuesta, pero ésta no se ha dado", afirmó el prestigioso traumatólogo, que lamentó las insalvables dificultades que plantearon la diabetes, el peso y la hipertensión del paciente.

UNA PERSONA ENTREGADA Las reacciones por parte de personalidades del ámbito deportivo no se hicieron esperar. El secretario de Estado para el Deporte, que había estado por la mañana en el hospital, destacó la singularidad del fallecido. "Era una persona que no dejaba a nadie indiferente. Un hombre de entrega, que ponía pasión en todo lo que hacía. Una persona interesante. Se entregaba y se veía que luchaba por salvar el Atlético", señaló Jaime Lissavetzky.

ESPERANDO UN MILAGRO "Hemos estado esperando un milagro que no podía llegar. Me siento muy mal. He perdido ante todo un amigo", manifestó Radomir Antic, el técnico con el que pudo vivir su mayor alegría como presidente del Atlético, el doblete de 1996. El exfutbolista Milinko Pantic, también protagonista de aquella gesta, destacó que era imposible aguantar "tanto stress y tantas desgracias, y el cuerpo ha dicho basta". Paulo Futre, con quien mantuvo una relación relación estrechísima, no pudo pronunciar palabra a su salida del hospital.

Para Florentino Pérez, presidente del Madrid, fue "un referente para el fútbol español. Estamos consternados. Pasará a la historia por su amor, cariño y dedicación a los colores de un club amigo y vecino". Joan Laporta le calificó como una persona entrañable y recordó el consejo que le dio en la última visita del Bar§a al Calderón: "Sobre todo no te metas en política".