Contrariado, preocupado y con cierto grado de agotamiento como consecuencia del positivo (Atienza) en covid anunciado poco antes de su comparecencia, JIM cruza los dedos para que las últimas pruebas previas al desplazamiento, el mismo sábado, a Logroño no detecten más casos y el partido pueda jugarse con normalidad. «Es evidente que esta pandemia es muy traicionera. Nos hacemos pruebas todos los días porque esto puede cambiar cada 24 horas, así que seguiremos tocando madera esperando que podamos viajar todos los demás», expuso el técnico.

En la expedición estarán Francés y Francho. El primero regresa tras haber cumplido ante el Mirandés un partido de sanción por acumulación de amonestaciones y el segundo, que ya reapareció el lunes tras superar el covid, está ya en condiciones de volver a una titularidad que JIM consideraba innegociable antes del percance. «Bendito problema. Me contrataron para tomar decisiones y esta es una de ellas de cara a un partido crucial», subrayó el entrenador zaragocista, que confía en cortar de una vez la hemorragia fuera de casa, donde el cuadro aragonés es, de largo, el peor de la categoría. «Fuera no estamos teniendo la regularidad que nos permitiría no estar siempre al límite en La Romareda. Trataremos de acabar con esa dinámica. Desde luego, la actitud de la plantilla es propia de la responsabilidad de lo que nos estamos jugando», afirma.

Pero JIM es consciente de que no bastará con una notable primera parte como la que el Zaragoza completó ante el Rayo. Entonces, el equipo se vino abajo después y acabó perdiendo. Otra vez. «Sabemos que no podemos perder en ningún momento ese punto de necesidad porque cuando bajemos y dejemos de competir durante un solo minuto, será difícil porque ellos también se juegan su supervivencia. Espero que esa actitud y predisposición se vean desde el comienzo en Las Gaunas y seamos el Zaragoza los 90 minutos».

Y es que el alicantino no se fía del mal momento del Logroñés, el equipo en peor forma de la categoría y que lleva casi tres meses sin ganar. «Todos los equipos pasan por momentos así, con falta de confianza por los resultados, pero mi respeto es el máximo hacia un conjunto que fue capaz de enlazar seis victorias consecutivas sin encajar un gol, algo dificilísimo en esta categoría. Van a jugar al límite y es un equipo que provoca mucho estrés en el rival por sus características, con jugadores ofensivos en las bandas y muy peligrosos».

En principio, el Logroñés no se apoderará del balón como hizo el Mirandés, aunque JIM asegura estar preparado para que su equipo adopte la fisonomía que requiera el duelo. «¿Qué preferimos: ganar sin posesión o tener más el balón que el Rayo y perder? Lo que la afición quiere es que el Zaragoza esté el 30 de mayo en Segunda y para ello hay que sacarle la máxima rentabilidad a los partidos»