En una negociación que ha durado dos semanas y en la que se ha visto muy de cerca la ruptura del diálogo, esperar uno o dos días más la firma del Manolo Jiménez no parece demasiado problema. Carlos Bucero, agente del entrenador, y Agapito Iglesias avanzaron ayer en una reunión y por correo electrónico en el abundante clausulado que recoge la vinculación del técnico por tres temporadas, las dos últimas con cláusula de desenganche. Jiménez espera en El Arahal la orden de su agente para viajar a firmar su contrato. Lo esperaba hacer hoy mismo, pero quizá no tenga que tomar ese AVE hasta mañana o el jueves.

En todo caso, Jiménez se siente a todos los efectos entrenador del Zaragoza y ya está trabajando como tal desde que el pasado sábado Agapito diera marcha atrás y pasara por el aro en las pretensiones del técnico andaluz. El zaragocismo deseaba la renovación del entrenador que hizo posible el milagro de la permanencia y al soriano no le quedó otra que ceder en casi todos los puntos.

El agente de Manolo Jiménez y Agapito ya llegaron el pasado fin de semana a un acuerdo después de varios días de tiras y flojas y que la negociación estuviera a un paso de romperse, sobre todo el miércoles y el jueves pasado, donde el enfado del entrenador era más que latente con el presidente zaragocista, después de que el acuerdo quedara encarrilado en una reunión dos días después de acabar la Liga en Getafe.

Sin embargo, Agapito retrocedió en lo prometido, en la pretensión de Jiménez de que se echara a un lado y que dejase trabajar a la Comisión Deportiva y, sobre todo, en el presupuesto para la confección de la plantilla. La negociación entre Agapito y Bucero saltó por los aires el lunes 21, cuando el soriano comenzó a introducir matices a lo que se había comprometido y a incluir cambios. Además, desde el lado del presidente también se filtraron cantidades más elevadas de las pretensiones económicas que tenía el entrenador andaluz.

La tensión se disparó, aunque Agapito supo reconducirla a tiempo. Una reunión el viernes en Madrid entre el presidente, Antonio Prieto y el agente del entrenador puso la primera piedra del acuerdo final. Ahora queda poner la última.