JIM está salvando al Real Zaragoza. La aseveración no admite debate, entre otras cosas, porque cualquier argumento queda automáticamente invalidado por unos números incontestables. Con el técnico alicantino en el banquillo, el equipo aragonés ostenta registros de ascenso directo a Primera División, algo impensable hace apenas cuatro meses, cuando el Zaragoza deambulaba como alma en pena de cabeza al infierno.

JIM llegó tras la jornada 18, con el Zaragoza hundido en la penúltima plaza de la clasificación y a cuatro puntos de la permanencia. 16 jornadas después, el cuadro blanquillo ocupa la 14ª posición y aventaja en seis puntos al primer equipo que descendería, es decir, JIM ha sacado diez puntos de ventaja al descenso en apenas cuatro meses. Tremendo.

Solo el Espanyol ha sido capaz de acumular una mayor cosecha en este tramo. El líder ha sumado 31 de los 48 puntos en disputa, apenas tres más que un Zaragoza que, con JIM, ha ganado la mitad (8) de los 16 encuentros, ha empatado cuatro y ha perdido otros tantos (solo uno de ellos en casa). Nadie más aguanta el ritmo impuesto por los aragoneses. Ni siquiera los todopoderosos Mallorca o Rayo (27), si bien los madrileños han jugado un encuentro menos, al igual que el Tenerife, que suma esos mismos puntos. Leganés y Sporting (25) tampoco alcanzan el balance de un Zaragoza que, con JIM al mando, ha sumado 18 puntos más que el Lugo, 13 más que el Oviedo y 12 más que Sabadell o Logroñés.

La extraordinaria mejoría se sustenta sobre un factor esencial: la defensa. Apenas once tantos ha recibido el Zaragoza en estas 16 jornadas y tres de ellos los encajó en un mismo partido (3-2 en Vallecas). Solo el Tenerife (9) ha recogido menos veces el balón de su portería en este periodo. Números, otra vez, de Primera. Sporting (11), Málaga (13) y Espanyol (14) hacen sombra a un espectacular rendimiento atrás de un Zaragoza al que JIM ha dotado de consistencia y solvencia, seguramente obligado ante la inoperancia ofensiva del equipo menos goleador a estas alturas en toda la historia del club.

El otro gran factor sobre el que se edifica el éxito del alicantino es su capacidad para devolver a La Romareda el aspecto de fortaleza casi inexpugnable que perdió tras el confinamiento. El extravío le costó el ascenso a Primera y amenazó seriamente su supervivencia hasta que llegó JIM, con el que el equipo ha sumado 19 de los 24 puntos que se han puesto en juego en el estadio municipal. Seis victorias (ante Lugo, Ponferradina, Tenerife, Logroñés, Mirandés y Almería), un empate (sin goles frente al Cartagena) y una derrota por la mínima ante el Alcorcón abanderan el poderío en casa de una escuadra a la que solo el Tenerife (20 puntos) supera en cuanto a fortaleza como local se refiere.

JIM ha cambiado al Zaragoza a base de pico y pala. El equipo rentabiliza al máximo sus escasos goles (16 en otras tantas jornadas, a uno por partido) y rechaza cualquier obsesión por una pelota que no es indispensable. De hecho, el Zaragoza se encuentra cada vez más a gusto refugiado en el orden y amparado en la disciplina táctica y a la salida en unas transiciones rápidas muchas veces malogradas ante la falta de velocidad en una plantilla en la que cada vez hay más protagonistas. De hecho, en las dos últimas jornadas JIM ha rescatado para la causa a Adrián, Tejero o Sanabria, que aún no habían sido titulares con el alicantino, consciente de la necesidad de contar con el mayor número posible de efectivos implicados en el tramo decisivo de la competición.

Eso mismo le ha llevado a prescindir de jugadores que habían sido básicos e indiscutibles hasta ahora. Como Eguaras, suplente el domingo por primera vez desde que llegó JIM, o Bermejo y Vigaray, también fijos para el alicantino y ahora relegados a una suplencia que también acoge a Chavarría y Álex Alegría, titulares hasta hace un par de citas.

El gran capitán

Si en Fuenlabrada giró hacia la veteranía, ante el Almería JIM recurrió a la juventud de Sanabria o Francho en otro claro ejemplo de que, a estas alturas, el DNI no es determinante, sino que prima el estado físico y anímico. Y ahí se impone Zapater, el gran capitán que acumula ya ocho titularidades consecutivas y clave en el resurgir. El ejeano se ha ganado el puesto y a JIM, que el domingo admitió que le debe alguna titularidad a Azón, artífice principal de los dos últimos triunfos.

La hoja de servicios del alicantino es interminable. Su promedio de puntos sumados por partido es el mejor desde el último descenso de un Zaragoza serio que no deja de superar asignaturas pendientes. La última, vencer a uno de los primeros clasificados, algo que no había conseguido hasta el domingo. Antes apenas había sumado un punto en los siete encuentros (21 puntos) jugados ante los seis primeros clasificados.

Todo a base de trabajo, solidaridad, sacrificio, orden, presión alta y disciplina táctica. Estos son los ingredientes principales de la receta del éxito de JIM, cuyo equipo no ha merecido perder ninguno de los cuatro duelos en los que ha sido caído. Quizá tampoco acumuló muchos méritos para ganar otros y la fortuna sonrió en algunos, pero, como él dice, «solo con suerte no se gana un partido».