--En La Palma le dijo a Quintana que no quería ser titular en casa porque se sentía presionado. Con tres victorias consecutivas y el viento a favor, ¿va a cambiar su propuesta?--Yo no tengo problemas de salir en el quinteto, sólo pienso qué es lo mejor para el equipo. Hay varias razones por las que creo que es bueno que salga del banquillo. Soy un pívot, un tío grande, y los árbitros en la LEB dejan menos contacto que en la ACB y me siento incómodo. Porque necesito concentración en defensa, motivación, y si el CAI va por abajo el público empieza a abuchear y me afecta. Si 10.000 personas están en tu contra es complicado tranquilizar la cabeza. En los partidos de fuera juego mejor porque si estoy mal puedo concentrarme y mejorar.

--Con todo, es una circunstancia inhabitual.--Sí, pero es mejor para el equipo. Ahora García está muy bien. Al, Antonio y yo somos imparables en esta Liga. Eso es lo importante. Para mí no lo es ser titular o meter 35 o 40 puntos. Eso es para la gente joven. Yo quiero jugar bien, para mi equipo y ganar. Es lo mejor para todos.

--¿Qué números se exige?--No me importan esas cosas. Una noche puedo meter 25, otra 15. Yo quiero aprender lo que quiere el técnico, hacer las cosas bien y compenetrarme con mis compañeros. Cada vez estoy más cómodo con Asier. Yo puedo ponerme en el poste, recibir dobles defensas y estar tranquilo porque se la puedo doblar para que él meta un triple. Yo no miro los minutos que juego, sino estar a gusto con mis compañeros. En este equipo ya hay muchos jugadores nuevos. Lo que tenemos que hacer es que todos nos conozcamos.

--Usted ha jugado la Euroliga, pero ¿es aquí donde siente más presión?--Donde más. Es mi debut en Segunda. Es un gran club, con una gran afición. Está bien, muy bien para mí. En la ACB tienes más motivación porque juegas contra Kambala, Richard Scott, Harper Williams, tíos que te van a matar ... en la LEB miras los equipos y no conoces a nadie.--¿La amenaza de su corte

matar

--¿La amenaza de su le ayudó a hayar ese extra de motivación?--Que va. Hablé con Quintana, con Pepe (Arcega), con mi mánager y me dijeron que no había nada. En mis seis años en Europa nunca me ha pasado. Aquí la gente sólo quiere subir, la ACB, hay mucha presión y podría entender que pasara algo así. Es un negocio. Yo sé lo que puedo hacer, pero aquí lo quieren ahora.

--¿Qué le diría al aficionado que le silba en el Príncipe Felipe?--Que todos queremos subir a la ACB, pero que estamos en la LEB y es una Liga difícil. Es normal que podamos ir perdiendo durante un partido, esto es baloncesto, pero que por favor no nos abucheen. ¡10.000 personas silbando! Eso no es bueno para nosotros. Ganemos o perdamos, nosotros trabajamos duro para que la gente sea feliz cada viernes por la noche en Zaragoza. Y quiero darle las gracias por su apoyo.

--¿Ha tenido algún problema para entender a Quintana?--No. Es un buen entrenador, una buena persona que tiene mucha fe en su trabajo. Cree en lo que hace. Sus sistemas son buenos y siempre cambia cosas cada partido, para sorprender al rival. En los últimos tres partidos se empieza a ver que los estamos entendiendo y aplicando mejor.