Desde pequeña Nerea Langa iba para jotera. Era una de las mejores de su clase bailando en el colegio zaragozano de la Hispanidad. Pero la vida cambió con el tiempo para esta deportista de 17 años. Hace pocos días se proclamó campeona de Europa júnior de patinaje de velocidad en la ciudad belga de Ostende. Fue la más rápida en los 300 metros contrarreloj y en la prueba por equipos de 500 metros junto a Sara Cabrero. Completó su actuación con los bronces en los 200 metros contrarreloj y coronó con otro tercer puesto el último día en el maratón.

Pero esta patinadora pequeñita, delgada y parlanchina tiene muchas ilusiones en este deporte minoritario. Cuando sea mayor quiere ganar el oro en los Campeonatos del Mundo. Entonces ha prometido que volverá a bailar una jota en plena plaza del Pilar. Aunque sus ilusiones serían que el patinaje de velocidad fuera un deporte olímpico. «Ya se han hecho experimentos de carreras de velocidad de 100 metros como en las pruebas de atletismo». Langa es joven y aún podría coger el tren de los Juegos sí se incluyeran en el programa.

Fue a los 3 años cuando Langa conoció lo que eran unos patines. «Me los regaló para Reyes mi madre, aunque nadie en mi familia había practicado este deporte. Desde entonces los llevaba por casa y después en el horario de extraescolares del colegio Hispanidad». Por aquellos años Sheila Herrero había culminado un historial irrepetible con 27 medallas en los Mundiales de patinaje en línea. «Cuando me empezó a gustar el patinaje le quedaba poco. Lo que ha hecho es impresionante», reconoce.

Destacaba tanto que en el colegio que le dijeron que se apuntara a un club. «Fui a las instalaciones del patinódromo de La Bozada y me apunté al Club Patinaje 2mil6. Me acogieron muy bien y me gustó». Su primera competición internacional la disputó cuando tenía 14 años. Fue en torneo en Francia. Dos años más tarde debutó en un Europeo. Fue en la localidad holandesa de Heerde. «Competía como juvenil con las júniors. Terminé contenta puesto que me llevé una medalla de bronce en una vuelta al circuito», recuerda la deportista.

Entonces ya demostró que tenía mucho nervio competitivo y que era una patinadora polivalente, aunque destacaba por su explosividad. «Le pongo muchas narices y compito con mucha rabia. Aunque me pongo nerviosa antes de la competición. Al principio no creo lo suficiente en mí misma y estoy asustada pensando que mis rivales son mejores que yo», explica la aragonesa. El año pasado siguió creciendo en el Europeo. En su primer curso como júnior se llevó una plata y dos bronces en la localidad portuguesa de Lagos.

UN AÑO DE RETOS

Esta temporada estaba repleta de retos. Primero el Campeonato del Mundo también en Heerde. «Disputé los 500 metros y terminé la quinta. Estoy contenta porque había mucho nivel. Y lo más importante es que me clasifiqué para disputar a finales de septiembre los Juegos Olímpicos de la Juventud en Buenos Aires», dice.

Hace pocos días realizó la mejor competición de su vida en el Europeo de Ostende con sus cuatro medallas. Culminó el último con un maratón accidentado. «Aunque soy rápida también soy resistente. Corrimos el maratón cuatro españolas. Salimos séniors y júniors juntas y las mayores nos doblaron. Hubo una confusión y los jueces nos dijeron que nos quedaba una vuelta más», explica.

Sus padres siempre han apoyado a la campeona. «No tengo patrocinador y son mis padres los que pagan los viajes, aunque la Federación Española paga las competiciones oficiales». El día 30 se desplazará a Buenos Aires para disputar la FOJE. «Será en pleno inicio de curso y se lo tendré que explicar a los responsables del instituto de Miralbueno. Sería espectacular llevarme alguna medalla», concluye la zaragozana.