El ibón de la Basa de la Mora es uno de los lugares más fotografiados de toda la geografía aragonesa. Es un tesoro en el reseco macizo de Cotiella, al sur del paraíso del valle de Chistau. Hace pocas semanas este rincón del Sobrarbe se hizo popular por una noticia que publicaron los periódicos aragoneses y en la que se reflejaba que un surfista navegaba en las aguas del ibón. Esto colmó la paciencia del Ayuntamiento de Plan, que pedía una regulación de este espacio de forma que se limite la entrada de visitantes. La aglomeración de turistas era especialmente significativa el fin de semana de San Juan. Ese día dice la leyenda que aparecía una reina mora danzando en sus aguas.

El ibón no goza de ninguna figura de protección. «Algo hay que hacer. Se intentó hacer algo hace dos años, pero se gestó mal. No hay ningún tipo de restricción y tienen que tomar cartas en el asunto el departamento de Medio Ambiente del Gobierno de Aragón y el Ayuntamiento de Plan», explica Blas Valero, que forma parte de un equipo que realiza un proyecto de investigación en Europa de ibones y turberas.

En Aragón está estudiando los ibones de Acherito, La Sierra, Sabocos y los lagos de Marboré, Cregüeña y Urdiceto por el programa REPLIM. «Otros lagos son muy resistentes, pero este es muy somero y con poca profundidad. Hay que aprovecharlo como recurso turístico, pero es necesario cuidarlo», dice Blas Valero.

El montañismo aragonés observa con preocupación las noticias que llegan del precioso tesoro del Sobrarbe. «He estado durante muchas épocas del año y es un lugar mágico. El macizo de Cotiella es espectacular y hermoso. El ecosistema se puede alterar por el peligro de la gente y hay que ser especialmente cuidadoso. Los montañeros queremos preservar el entorno para que lo disfruten muchas generaciones», dice Luis Masgrau, el presidente de la Federación Aragonesa.

El dirigente barbastrense explica que «el ibón de la Basa de la Mora no está protegido. Hay muchas zonas de Aragón que tienen mucha afluencia como Aigualluts, Bierge o la Cola de Caballo en el Circo de Soaso. Todo se puede estudiar y evaluar. Pero porque haya una afluencia muy grande en momentos muy puntuales no se pueden establecer normas», afirma Masgrau.

La manera más sencilla para acceder al ibón de la Basa de la Mora es desde una pista de 14 kilómetros que parte de Saravillo y salva casi mil metros y paralelamente discurre un sendero. Desde Plan parte un duro sendero que, tras tres horas y mil metros de desnivel, llega al ibón. El alcalde de Saravillo piensa que se han sacado de quicio todas estas noticias. «Es un espacio natural muy importante que hay que conservar y es un recurso turístico. Han salido noticias por las redes sociales diciendo que la gente se baña. Esto es crear alarmismo. Pero el interés de todos es preservar la naturaleza», dice Andrés Bielsa.

El ibón está en el municipio de Plan y Saravillo es entidad local menor. «Del acceso por la pista hasta el refugio de Labasar pertenece a nosotros, pero más allá es monte de Plan. Nosotros regulamos el acceso y cobramos 3 euros por vehículo para tener en condiciones la pista», indica.

Bielsa afirma que nunca se masifica el lugar. «Cuando hay mucha gente es 15 días en agosto. Ahora es el centenario del Parque Nacional de Ordesa y se promociona que venga más gente. Pero parece que aquí no venga nadie. Pero nosotros tenemos que vivir». Saravillo tiene un centenar de habitantes. «Nosotros vivimos de la ganadería y del turismo. Si nos vamos de aquí esto se convierte en una selva. La pista de esquí en el valle hay que olvidarla y hay que aprovechar los recursos», explica.

Se estudió remodelar el refugio de Labasar, a pocos minutos del ibón. «Se le da mal uso porque sube gente con furgonetas a dormir allí y deja las basuras. Se podría poner una persona trabajando allí y que diera servicios. Ese refugio se hizo en los años 80 para los pastores y montañeros. Saravillo cuenta con un albergue, un hostal, 40 apartamentos de turismo rural y la quesería cuyo dueño es el alcalde. «Tenemos que vivir en pequeño de manera sostenible con el entorno que tenemos». Bielsa lleva cuatro años como alcalde. «Y tengo tres niños de los cuatro que tiene el colegio. Pero el año que viene se puede cerrar el colegio porque dos de mis chicos se van a estudiar a Aínsa», dice con tristeza.