El Ara es el único gran río virgen que queda en el Pirineo aragonés. Desde su nacimiento en la cabecera del macizo del Vignemale hasta su desembocadura en Aínsa guarda grandes joyas de la naturaleza. Son los barrancos escondidos que solo conoce una minoría. Todos ellos los describe el libro titulado Senderos de agua del río Ara. Editado por Prames, sus autores son Ricardo Blanco, Álex Puyo y David Tresaco.

La contraportada del libro resume fielmente el contenido del mismo. "Desde las verticales de Carpín, Sopeliana o Pich, las embravecidas gargantas del Ara, el Arazas y del Sorrosal, los lúdicos descensos del Furco, Gloces, Glera de Otal o Lapazosa o los tranquilos recorridos por Llardó, Bergazo o Fuebas...el barranquista experto, el que se inicia y todo aquel amante de la montaña que quiera conocer la naturaleza que le rodea encontrará en esta guía un precioso mundo por descubrir", relata el libro.

David Tresaco relata el origen de la publicación. "Es una secuela de Senderos de Agua en el río Gállego, que escribieron Puyo y Blanco. Exploraron todos los barrancos del Gállego y reseñaron lo más interesante. Aquí hemos hecho lo mismo", afirma Tresaco.

Intensa labor

El libro ha sido el resultado de año y medio de intensa labor. "Se ha tenido una voluntad enciclopédica de meter todo o casi todo, aunque siempre te dejas cosas fuera. Ricardo ha hecho una labor de zapa e investigación impresionante en el Sobrepuerto. Cogía un mapa y exploraba todas las rayas azules que indica que es un barranco. Hay de todo. A veces estaba muchas horas para llegar a barrancos que no tenían apenas interés. También hay joyas que no sabía que estaban allí", afirma.

Con una magnífica maquetación y a todo color, el libro visita 60 barrancos. Están divididos por los sectores de Ordesa, Bujaruelo, Torla-Broto, Sorrosal, Gloces-Chate, Sobrepuerto y Fiscal-Montaña. "Cada barranco se desmenuza con información técnica (desnivel, longitud, acceso, escapes, tipo de roca, retorno...), épocas idóneas para su descenso, toponimia, punto de partida, aproximación, descenso, retorno, precauciones y una reseña histórica". También se incluye el perfil de barranco y el mapa con su situación.

Todos los barrancos tienen su encanto, aunque Tresaco no duda con cual quedarse. "La garganta más inolvidable es la de las Gloces y aguas abajo el barranco de El Chate. Es muy sencillo técnicamente y uno de los descensos más bonitos de Pirineo y de España, pero hay que evitar las épocas de masificación, puesto que se explota comercialmente", indica.

En cuanto a la dificultad técnica, Tresaso elige la Garganta de los Navarros, en las puertas de Ordesa. "El tramo está debajo del Puente de los Navarros. Recoge el agua de deshielo del Vignemale y el Monte Perdido, tiene mucho caudal y requiere conocimientos técnicos. El agua es muy fría. La zona del Sobrepuerto es más amable", reconoce Tresaco.