Cuarenta y ocho horas después del caso del piragüista gallego Jovino González, se destapó ayer el segundo caso de dopaje entre los deportistas olímpicos españoles, y también por eritropoyetina, la EPO, la sustancia prohibida que aumenta la resistencia al esfuerzo. Fue la ciclista catalana Janet Puiggrós, que debía participar en la prueba de bicicleta de montaña, prevista para el día 27 de agosto, casi al final de los Juegos. Puiggrós dio una tasa de hematocrito superior al 50% y no solicitó el contranálisis cuando se le informó ayer de la irregularidad.

Por la tarde, la Federación Española de Ciclismo comunicó la situación al Comité Olímpico Español (COE), y Puiggrós fue excluida de la lista olímpica. La deportista gerundense, de 30 años, fue sometida a un control el pasado 17 de julio en Candanchú durante el campeonato de España. "Fue un examen fuera de competición. Era el segundo que debía pasar y se aprovechó para hacerlo en esta competición", explicó ayer a este diario Eugenio Bermúdez, secretario general de la federación. El plan antidopaje del Consejo Superior de Deportes, potenciado desde la llegada de Jaime Lissavetzky, estableció un mínimo de dos controles para los atletas olímpicos, y el segundo a pocos días de la competición. Todos los deportistas estaban informados de esta nueva coyuntura.

Puiggrós fue cuarta en el campeonato de España que ganó la mallorquina Marga Fullana, por lo que no estaba obligada a pasar el control, fijado para las tres primeras, además de otra ciclista por sorteo. La deportista, que tenía previsto viajar sobre el 20 de agosto a la capital griega, deberá presentar ahora sus alegaciones en el expediente de carácter administrativo que se le ha abierto. El proceso puede alargarse varios meses y la corredora se expone a una sanción de dos años.

Anteayer también dio positivo por EPO Amaya Piedra, campeona de España de 5.000 metros, pero no estaba seleccionada para Atenas.