A punto de cumplir 13 años, Faith (Fe), la primogénita de Florence Kiplagat,estrena zapatos con plataforma y parece más alta que su madre, la menuda plusmarquista mundial (hasta este viernes) de medio maratón. Faith y su hermana menor, Asha (Verdad), tienen vacaciones durante el mes de diciembre y han regresado a su casa de Iten para estar con su familia y ver a su madre en una competición local de atletismo.

Su madre cumplirá los 30 antes de acabar febrero y nunca había participado en una competición organizada en Iten, una de las capitales del fondo mundial, situada a más de 2.000 metros de altitud en el corazón del Rift Valley de Kenia. La megafonía redunda en elogios ante la presencia de la atleta de la etnia kalenjín. Sus prestaciones en ruta son una guinda para cualquier organizador (en 2016 ganó el maratón de Chicago por segunda vez) y en teoría puede elegir la carrera que más le convenga, por motivos técnicos o económicos, casi en cualquier lugar del mundo.

Esta vez ha decidido empezar su temporada sin viajar, compitiendo sobre un circuito de hierba situado a menos de un kilómetro de su 'shamba' (granja), sin contraprestación económica excepto por los premios en 'shillings', la moneda local. Ha cogido unos kilos de más durante su mes de descanso en octubre y necesita correr al límite para ir entrando en forma cara a su participación este domingo en la prueba que la ha coronado como reina de la especialidad: la

eDreams Mitja Marató de Barcelona, donde ha firmado cinco topes mundiales en ruta entre las ediciones del 2014 y 2015 entre el medio maratón (dos), los 20 kilómetros (dos) y los 15 kilómetros (uno).

EL SUFRIMIENTO DE LAS HIJAS

Florence acaba en octava posición en Iten, satisfecha por su rendimiento en la primera prueba de la temporada 2016-17, pero visiblemente superada por su propio ritmo. Se retira discretamente entre dos coches para vaciar su estómago revolucionado por el sobreesfuerzo. No quiere que Faith y Asha la vean padecer más de lo necesario. "Mi hijas sufren al verme siempre tan cansada. Yo les explico que si quieren conseguir algo merece la pena trabajar muy duro, pero no me gustaría verlas sufrir tanto. A ellas tampoco les resulta fácil entenderlo, a veces lloran cuando pierdo una carrera".

Tras su separación del maratoniano Moses Mosop, Kiplagat se organiza con ayuda de su entorno familiar, en especial de su primo Noah, encargado de enviar en tiempo real a Renato Cánova los resultados de las series cuando el técnico italiano no está en el Rift Valley. El escaso tiempo libre del que dispone lo dedica al desarrollo de una granja-hospicio para menores huérfanos y a la instalación de una gasolinera próxima a Eldoret, en la transitada ruta entre Mombasa y Kampala.

MUJER EMPRENDEDORA

Kiplagat, avalada por sus éxitos deportivos, es también una mujer emprendedora, una rareza en Africa oriental. Tanto como que sus hijas vayan a la escuela calzadas sin haber cumplido los 14 y sin mancharse los zapatos. No serán corredoras, asegura su progenitora, no necesitan el atletismo para sobrevivir como ella, ni al tío William que la obligaba a entrenarse al principio, puede que con excesiva dureza a veces.

Si se le pregunta, Florence Jebet ('Nacida de Día') Kiplagat es plenamente consciente de la dificultad de ser mujer y atleta en el Este de África. "No es fácil con hijas a tu cargo. Creo que lo mejor que puedo darles es una buena educación". Ella no tuvo esa oportunidad. Al quedarse huérfana, su tío la inició en el atletismo con 10 años e intentó lograr una beca en Estados Unidos con sus prometedores resultados, pero sin éxito. En 2005 dio a luz a su hija Faith con apenas 17 años. Al año siguiente ganó la plata en el 5.000 del Mundial junior de Pekín. Asha, nacida en 2008, fue el fruto de su breve matrimonio con Mosop.

Desde entonces, los éxitos deportivos de Kiplagat se han sucedido hasta lograr el título mundial de cros y de medio maratón, y la plusmarca universal en esta última distancia. "He tenido mucha suerte con el atletismo. Todas las competiciones son especiales para mí, pero creo que mi mejor momento deportivo lo he vivido en Barcelona", apunta la corredora keniana, fan del Barça. El año pasado fue invitada por el club a ver el partido entre el Barça y el Celta en el que Messi emuló el penalti indirecto de Cruyff. "Inolvidable, eso solo sucede una vez y no me lo perdí". Esta vez el Barça juega fuera y en sábado. "No podría volver (al Camp Nou) de ninguna manera porque el martes tengo una tirada de 40 kilómetros y necesito viajar el domingo para descansar el lunes. Lo veré por la tele, aunque no es lo mismo, aprovecharé para chatear con mis hijas durante el descanso", asegura.

EL RÉCORD COMO ALICIENTE

Kiplagat, por cierto, se despertó este viernes en un hotel de Barcelona con la noticia de que su compatriota Peres Jepchirchir había superado en Ras Al Khaimah (Emiratos Árabes Unidos) por tres segundos, con 1.05.06 horas, su récord mundial de medio maratón. Ni pestañeó. Para ella, acostumbrada a los sacrificios y a los retos, es un aliciente más para volver a establecer una nueva marca mundial en Barcelona mañana mismo. Sería la tercera de medio maratón en cuatro años.