El rombo, como adelantó este diario, es una filosofía de club. La base sobre la que se pretende dotar al Real Zaragoza de una identidad. Por eso, los equipos de categorías inferiores -desde infantiles- hasta el filial, juegan en rombo. Y por eso la plantilla del primer equipo también se ha confeccionado sobre esa base, pero Lalo negó ayer cualquier imposición al entrenador para que el equipo juegue sobre ese dibujo. Ni antes ni ahora. Ni a Idiakez ni a Alcaraz. «Cuando me contrató el Zaragoza presenté un proyecto que establecía competir con un mismo sistema táctico desde infantiles hasta el primer equipo, pero eso no quiere decir que el técnico no tenga absoluta libertad para elegir», aseveró el director deportivo.

El rombo, pues, es mucho más que un sistema de juego. Es el estilo programado por el club sobre el que crecer. «Tenemos que mantener una idea, como se hace en otros clubs sin que nadie lo cuestione. Como se hizo aquí el año pasado y nadie puso en duda. Tanto el entrenador del año anterior como los dos de este año tienen máxima libertad para elegir el sistema táctico que quieran, pero los equipos del club, desde infantiles hasta el Aragón, juegan de una forma sí o sí».

La medida persigue favorecer la captación de jugadores de un determinado perfil. «No tenemos recursos para competir con otros clubs. Sabía a dónde venía y los medios que había, y tenemos que fabricar jugadores de una manera y en eso estamos involucrados todos. Tenemos que crear una identidad de club y eso no nos va a llevar un año o dos, sino más», insistió Arantegui.

Otra cosa, asegura, es el primer equipo. «La plantilla está configurada de una determinada manera aunque preparada para jugar con varios sistemas, pero es verdad que hay jugadores del primer equipo a los que, si los sacas de este sistema, les va a costar. El míster tiene libertad para poner el sistema que crea oportuno y, si considera que en Tarragona debe jugar con diez centrales, jugará con diez centrales. La libertad ha existido y existirá siempre», afirmó.

No hay, pues, imposición alguna. «Hablamos de todo y la comunicación es máxima. Entiendo que un entrenador, cuando hace lo que le dicen, es un mal entrenador. Hay una línea de club pero dentro de una libertad que tiene el técnico para seguirla o no. Imponer, no. Opinar, sí».