Yago Lamela, el mejor saltador español de la historia, dejó ayer este mundo a los 36 años. El hombre que fue tres veces subcampeón del mundo y que mantuvo el récord de Europa de longitud en pista cubierta durante 10 años con los estratosféricos 8,56 metros que saltó en 1999, fue hallado muerto en su domicilio de Avilés sobre las seis de la tarde, según informaron fuentes policiales.

El exatleta, retirado oficialmente desde marzo del 2009, después de varios años castigado por las lesiones, había atravesado en los últimos años algunos episodios de depresión que incluso hicieron que fuera ingresado en un centro psiquiátrico asturiano en junio del 2011.

Lamela estaba totalmente apartado del mundo del atletismo desde su retirada. Desde entonces, apenas había trascendido públicamente su inscripción en un curso de piloto comercial de helicópteros. En el año 2010 también viajó a Estados Unidos para retomar sus estudios de informática en la Universidad de Iowa, la misma en la que había estado becado en 1997 como atleta y donde comenzó a brillar como saltador de longitud y de triple salto. Sin embargo, su segunda estancia en Iowa duró pocos meses y, tras vivir en Madrid, Lamela regresó a Avilés para instalarse en casa de sus padres, donde ayer apareció sin vida, muy joven, demasiado pronto, a los 36 años.

DEL ÉXITO AL CALVARIO Yago Lamela voló muy alto, triunfó muy pronto y, amargado por las lesiones, no supo, o no pudo, enfocar su vida fuera de las pistas. Durante un lustro, el saltador de Avilés, donde nació el 24 de julio de 1977, dominó de forma espectacular el salto de longitud español, anclándose en el podio desde 1999 hasta el 2003. En esos años, fue tres veces subcampeón del mundo (una al aire libre y dos en pista cubierta), logró otro bronce mundialista al aire libre, fue subcampeón de Europa indoor y bronce en el Europeo de Múnich 2002.

En aquella época se codeó con los mejores especialistas mundiales en todas las finales, en las que se le escapó el oro por poco. El cubano Iván Pedroso le superó por seis centímetros en el Mundial indoor de Maebashi 1999, y por 16 en el Mundial absoluto de Sevilla del mismo año.

Tampoco tuvo suerte Lamela en los dos Juegos Olímpicos en los que participó, a los que llegó en malas condiciones. No brilló en Sydney 2000 y, en los de Atenas 2004, solo pudo ser 11°, con un salto de 7,98, prácticamente en su última competición. Del 2004 a marzo del 2009, cuando anunció su retirada, fueron cinco años de constantes contratiempos. En noviembre del 2004 fue operado del tendón de Aquiles. La recuperación no fue tal como estaba previsto y Lamela regresó en el 2006 a Asturias con el técnico de sus inicios, Juanjo Azpeitia, con el que había conseguido las mejores marcas.

Cuando estaba a punto de reaparecer, a finales del 2006, Lamela se rompió los dos tendones, con lo que perdió otro año. "Después de esta segunda operación quedé muy mal, no solo físicamente, también en el aspecto anímico. Tenía pocas ganas de seguir y empecé a pensar en hacer otras cosas", confesó en una entrevista concedida en el momento de su retirada, en marzo del 2009. "Me faltaban ganas y, para seguir arrastrándome por las pistas, lo mejor es dejarlo", dijo entonces el saltador.