Fue la despedida más triste para Víctor Lapeña, cinco días después de la eliminación del Mann Filter en las semifinales del playoff por el título frente al Girona. Es el final de una etapa gloriosa en la que el Stadium Casablanca firmó una año irrepetible llegando a las semifinales de la Copa de la Reina y fue el tercero de la Liga regular.

Víctor Lapeña comunicó de manera oficial que dejaba con todo el dolor del corazón al conjunto aragonés y que ya había firmado contrato por un equipo extranjero femenino de la Euroliga. En el salón de actos del Stadium Casablanca estaban todos los suyos. En cabeza, Freddy Gimeno, el delegado de la sección, y el cuerpo técnico con Santi Pérez e Isaac Caseras entre otros. También estaban las personas de la junta directiva anterior que impulsaron hace tres años el fichaje de Lapeña: José Ignacio Madoz, Manuel Muñoz y Armando Lorén.

Pero había unas ausencias muy significativas. No acudió a la despedida ningún miembro de la actual junta directiva y fueron llamativos los sillones vacíos destinados a Javier Sierra, el presidente del Stadium y, sobre todo, Julián Tapia, el nuevo delegado general de deporte del Casablanca. Todos ellos dieron en los últimos cuatro meses en la dirección de Lapeña el silencio como respuesta y han sido los que han decidido no renovar a un hombre de la casa. Las causas del final de esta etapa son una nebulosa en las que se mezclan el funcionamiento de la sección, la parcela económica y la escasa aportación de la cantera, a excepción de Irene Lahuerta, al primer equipo. Casablanca ha decidido cortar por lo sano y dar más cancha a las jugadoras aragonesas en el próximo proyecto. Algo difícilmente compatible con luchar por los primeros puestos de la Liga Dia.

Pese al silencio que ha sufrido por parte de los dirigentes del Stadium, Lapeña estuvo elegante y diplomático en su despedida. En varios momentos de la rueda de prensa estuvo a punto de soltar alguna lágrima. «Todo empezó hace 18 años cuando unos locos del baloncesto me dieron la oportunidad, vine a esta casa y dejé a mi familia por la ilusión de ser entrenador de baloncesto. No me iré nunca del Stadium. Es mi casa y seré parte del club siempre. Todos son agradecimientos, empezando por Javier Sierra y el patronato porque confiaron en mí. Por último, a mi familia, que saben quién es el verdadero Víctor», explicaba a punto de derrumbarse por la emoción.

Lapeña eludió todas las preguntas incómodas y decidió pasar página a esta etapa. «Stadium tiene 71 años de historia y han pasado muchos proyectos. Hemos funcionado con los cimientos que nos han dejado antes Carlos Navarro, Emilio Domínguez y Juan Aguerri. El trabajo está finalizado y hay una base muy asentada para la sección de baloncesto. Ahora la directiva debe decidir por dónde ir», añadía Lapeña.

Confesaba íntimamente que «si hubieran mantenido a las personas con las que empecé, seguramente hubiera sido más factible mi continuidad. Pero mí fuego interno se encendía y quería reengancharme al baloncesto de alto nivel con la Euroliga». Lapeña afirmó sobre la aportación de la cantera del equipo de Liga Dia que «hemos podido ver a Lahuerta destacando y a Hernández entrando. Las demás irán viniendo». Sobre la incertidumbre del nuevo proyecto fue rotundo. «Cierro etapa. La nueva directiva explicará el proyecto que tiene. Seré un fan más del Mann Filter pese a que estaré lejos. Si necesitan algo, aquí estoy», se despidió el técnico zaragozano.