Con la llegada del otoño se inicia el largo parón para algunas de las actividades más importantes de las empresas de deporte de aventura. Es el caso del rafting, el parapente y el barranquismo. Son casi cinco meses de parón hasta que se retoma la actividad en primavera. Algunas empresas o sus trabajadores se reciclan y se pasan a trabajar a las estaciones de esquí. La mayoría cierran.

Paola Cabistani creó su propia empresa de barranquismo y reside en la pequeña localidad de Bierge. «La temporada termina a finales de octubre y se retoma en Semana Santa. Los meses fuertes son julio y agosto». La montañera zaragozana lleva a sus clientes donde ellos eligen. «Voy a todos los barrancos. Elige el cliente o donde pienso que se adapta más a sus necesidades. Hay empresas que en invierno trabajan con colegios, las que hacen actividades de invierno y las que cierran», dice Cabistini, que forma parte del Equipo Femenino de Alpinismo de la Federación Española.

Mariano Ucedo es el responsable de la Escuela Parapente Pirineos, ubicada en Castejón de Sos, uno de los paraísos mundiales de la especialidad. Se creó hace 33 años. «Esta primavera ha sido catastrófica. Estuvo lloviendo continuamente y eso no se recupera». Ucedo reconoce que «no hemos remontado la crisis. Desde el 2000 al 2010 fueron los años buenos y empezamos a notar la crisis en el 2011», indica.

Los meses fuertes son julio y agosto. «Es así por el buen tiempo y porque todo el mundo tiene las vacaciones. En agosto casi no damos abasto. Nos hemos acostumbrado a trabajar 14 horas al día y nuestras vacaciones vienen de golpe. En junio no hay nada y en octubre muy poco. El problema de esta actividades es la estacionalidad y estamos supeditados a cuando la gente viene de vacaciones», reconoce Ucedo. Castejón tiene cuatro empresas de parapente. «Para el volumen de gente que hay somos demasiados. Con dos empresas valdría para absorber el trabajo que hay y todo estaría más aprovechado. No hay trabajo para estar cuatro empresas».

La Escuela Parapente Pirineos cierra en noviembre y vuelve a abrir a mediados de marzo. «Somos autónomos y no compensa estar siempre abiertos porque la presión fiscal es más grande de lo que puedes llegar a sacar. Aunque aquí hay otras empresas que están abiertas todo el año. Hacen algún viaje, la mayoría trabajan en la estaciones de esquí y algunos hacen parapente en la nieve. Pero son inventos que no terminan de funcionar», dice Ucedo, que lamenta tantos meses de parón invernal. «No tenemos ingresos. Solo hay gastos. Hay que mantener el local, pagamos el teléfono, la luz... Lo ideal sería no pagar autónomos los cuatro meses que no tenemos ingresos. Los que son trabajadores a cuenta ajena en esta época se dedican a la nieve y hay alguno que viaja a su país a trabajar en el parapente. Lo que pasa es que el esquí también es temporal», indica.

UR (Unión de Remeros) es una de las empresas más veteranas de rafting en Aragón. Nació en 1994 y se encuentra en Murillo de Gállego. Gustavo Ortas, responsable de UR, hace un balance del año. «Ha sido una temporada muy satisfactoria a nivel de clientes y espectacular en caudales, con una primavera muy húmeda que ha permitido actividades magníficas», explica.

UR paró para el puente del Pilar y retoma en marzo. «Somos como los agricultores. Para cosechar hay que sembrar, arar y sulfatar. La oficina sigue funcionando preparando la temporada 2019. Algunos guías combinan la nieve con las aguas bravas y otros siguen la temporada de agua en todo el mundo. Sería mejor que hubiese más continuidad. Pero un año de turismo de siete meses de trabajo desde marzo a octubre es una gran temporada». Murillo tiene 80 habitantes, cuatro empresas de aguas bravas, una de paintball y otra de tirolina. «Ha pasado de ser un pueblo desfallecido a estar en plena efervescencia», concluye Ortas.