—¿A qué se dedica?

—Vivo en Argentina, en Buenos Aires. Aquí tengo mi base y me voy moviendo a Paraguay, Estados Unidos. Tengo una bodega de vinos, en mi país tengo una petroquímica, tengo un poco de ganadería y tengo inversiones inmobiliarias en Argentina, Paraguay y Estados Unidos. Esa es mi vida y estar con mi familia. En los ratos libres obviamente miro siempre fútbol porque uno ha jugado 25 años y uno mira y disfruta cuando juega el Barcelona, el Madrid, el Zaragoza, lo miro todo.

—Debutó muy joven en Primera, con 15 años.

—Sí, con 15 años. Tuve esa fortuna de la vida de poder jugar 25 años al fútbol y lograr todo lo que uno sueña. Lo único que me faltó de ganar en mi vida fue la Copa del Mundo con Paraguay. Pero bueno, estuvimos cerca en Francia 98.

—¿Siempre jugó como portero, desde niño?

—Sí, sí, generalmente sí. Empecé y me fui a probar en mi ciudad de Luque y en mi club de origen que es el Atlético Luqueño y donde obviamente siempre tuve esa posibilidad de soñar con marcar goles de penalti y de tiros libres. Lo he logrado después en muchos clásicos, fundamentalmente en la Argentina.

—¿Qué le decían los entrenadores cuando usted quería lanzar un penalti o una falta?

—Los porteros hoy en día es muy difícil que puedan lograr eso. Pero los entrenadores que tuve como Carlos Bianchi en Vélez Sarsfield y también en Paraguay, que tuve al brasileño Carpegiani y al uruguayo Sergio Markarián, me dejaban patear porque sabían perfectamente que uno los practicaba durante la semana y sabían también que tenía muy buena técnica con los pies.

—Fue el primero en marcar de libre directo, el primero en marcar un hat-trick…

—Tengo también tres récords guiness por haber sido el primer portero en convertir un gol de 65 metros, el que le marqué a River Plate jugando para Vélez Sarsfield, después el primer portero que marqué tres goles en un partido y el único que pateé tiros libres en un Mundial. Son tres récords que creo van a ser muy difícil de batir porque hoy en día se fijan en los porteros ya cuando son mayores, no cuando son tan jóvenes.

—¿Hoy no se atreven?

—La responsabilidad es muy grande. Esa escuela va a ser difícil de poder sostener porque hoy en día la mayoría de los porteros no saben jugar con los pies y esa es una de las virtudes que uno tenía.

—¿Cuál fue su trayectoria desde que debutó en Primera?

—-Empecé en el Deportivo Luqueño en el año 79 hasta el 83, que salimos vicecampeones del torneo local. En el año 84 fui transferido al Guaraní de Paraguay donde salí campeón con el equipo en el año 85, luego fui transferido al San Lorenzo de Almagro de la Argentina donde nos clasificamos para la Copa Libertadores. En el 88, hasta el 91, estuve en el Zaragoza, del 92 hasta el 2000 en Vélez Sarsfield, donde ganamos nueve títulos entre otros conquistando la Intercontinental al Milan en Japón. Del 2000 al 2003 estuve en el Racing de Estrasburgo, en Francia y también seis meses en el Peñarol de Uruguay.

—Y fue también 74 veces internacional con Paraguay.

—-De ese paso me siento muy orgulloso porque fui yo el que le cambié la mentalidad a los futbolistas paraguayos. Esa es la realidad. Antes no eran profesionales. Desde mi llegada a la selección de Paraguay los hice profesionales y es por eso que la selección ha crecido muchísimo en los últimos años y por eso tenemos buenos profesionales en el extranjero.

—¿A qué se refiere con que no eran profesionales?

—No eran muy profesionales, tenían una mentalidad amateur. Y cambiar esa mentalidad me costó pero obviamente el éxito ayuda mucho a cambiar las mentalidades. Cuando uno es joven se piensa que lo sabe todo.

—¿Cómo se produjo su fichaje por el Real Zaragoza?

—Estaba de mánager el señor Santamaría y me vino a ver, a buscarme, a Argentina siendo muy joven y se dio esa posibilidad. Para mí era un paso muy importante en mi vida y en mi carrera porque jugar en Europa con 23 años era un salto muy grande.

—¿Por qué el Zaragoza?

—Porque fueron ellos, en este caso la visión de Paco Santamaría, los que vinieron a buscarme. Y yo le agradezco eternamente, de por vida, porque fue un visionario, un hombre que sabía mucho de fútbol. Había sido un gran jugador español. Y tuvo esa visión para poder ir a facilitar esta incursión mía en España. Estuve cuatro temporadas muy buenas en Zaragoza, nunca peleamos el descenso, estábamos siempre de mitad de tabla hacia arriba, campañas muy buenas. Incluso estuvimos en cuartos de final de la UEFA, que nos eliminó un equipo alemán. Tengo muy buenos recuerdos de la ciudad de Zaragoza, de su gente. Los maños son gente encantadora.

—Radomir Antic pidió su fichaje porque quería un portero que jugara con los pies.

—Tuve la hermosa oportunidad de tener a Radomir Antic como entrenador. Es una gran persona, un hombre que ha dirigido equipos muy importantes, grandes de Europa. Fue un gran entrenador que tuve en mi carrera. Y generalmente jugaba de titular con él.

—¿Cómo se llevaba con su compañero, Andoni Cedrún?

—Con Cedrún, Vitaller, Ruiz, me llevaba bien, no había ningún problema salvo la competencia. Ahí era el entrenador el que daba la oportunidad de jugar al que veía mejor. Por fortuna siempre han confiado en mi figura. También hay que tener en cuenta que el estilo de juego mío en esos años era muy llamativo porque no se veía que un portero saliera fuera del área a jugar con los pies, a tirar pelotazos. Algo gracioso es que la primera vez que jugué ahí los fanáticos del Zaragoza me gritaban: «portero, loco, quédate en la portería». Era el año 88 y ellos estaban acostumbrados a que los porteros jugaran en la portería y pensaban que no tenían que salir de ahí. Usted sabe que cuando uno es adelantado en la vida lo tildan de loco. Hoy en día, ¿cómo juegan los porteros en el mundo? Si no saben jugar con los pies prácticamente no son buenos porteros.

—Entonces el portero no se movía de los tres palos.

—-Y tenía miedo de que se le cayera el palo a la cabeza… Había que salir y romper un poco el molde. Eso fue lo que me dijo una vez en una entrega de premios Dino Zoff, que es mi ídolo. En una entrega de premios que me concedió la Federación Internacional de Historia y Estadística del Fútbol, Dino Zoff se levanta y me viene a abrazar y a decirme que se siente orgulloso de mí y de todo lo que he logrado. Y le dije, usted es mi ídolo, maestro. Me dijo no, nosotros éramos buenos bajo la portería pero tú le has dado jerarquía saliendo de la portería, convirtiendo tiros libres y penaltis y eso habla muy bien de ti. Eres el mejor, me decía.

—Es decir, hizo evolucionar al portero.

—Eso es, uno ha logrado hacer evolucionar el puesto de arquero, de verdad.

—Antic decía que usted era como un líbero.

—Así es, uno debía jugar un poco como un defensor más pero dentro de la portería.

—¿Hubo muchos problemas en su etapa en Zaragoza?

—Lo que ocurrió es que hubo cambio de dirigentes y el presidente que tuvimos en la última etapa realmente se dedicaba más a los toros que al fútbol y no le daba mucha importancia al fútbol, lo dejaba un poco de lado.

—¿Qué pasó en Hamburgo en los cuartos de final de la UEFA?

—Hablando mal y pronto, nos robaron el partido. Nos metieron la mano en el bolsillo. Pero desde aquella época hasta hoy en día existe la corrupción. Como existe en la FIFA con la Comebol. Infantino avala todo al presidente de la Comebol. Alejandro Domínguez, paraguayo, no puede librar un cheque en Paraguay y es el director de finanzas de la FIFA. ¡Qué incoherencia!

—¿Quiere decir que hubo algo raro en aquel partido?

—No, no, el árbitro fue muy malo. Eso es verdad.

—Fue usted el primer portero y, de momento, el único en marcar con el Zaragoza, contra la Real Sociedad.

—Sí, es así. Va a ser difícil que se repita porque hoy en día un portero que tire tiros libres no se ve todos los días. Y va a ser más difícil porque los entrenadores no quieren correr riesgos con los porteros.

—¿Recuerda todos los goles que ha marcado?

—En total marqué 70 goles. Lo fundamental es que hay algunos que no se pueden olvidar, como el que marqué al River de la Argentina desde 65 metros, después también a la selección de Colombia, de Argentina. Porteros que en una eliminatoria hayan marcado goles, no hay. Solo están las estadísticas mías, que en una eliminatoria marqué ocho goles. Eso hoy es imposible.

—¿Qué recuerdo tiene de sus compañeros de Zaragoza?

—Solo tengo palabras de agradecimiento de haber tenido compañeros excelentes en Zaragoza. Puedo hablar de Miguel Pardeza, Juanito, Juan Señor, Belsué... todos. La relación entre todos fue buena. Nunca hubo ningún lío. Tuvimos de presidentes a Miguel Beltrán, que era el que manejaba los toros. Fue con Paco Santamaría los que pusieron los ojos en mi persona y me trataron muy bien. Después los otros presidentes que lo sucedieron hicieron mal trabajo y en vez de realzar la institución la perjudicaron más porque no tenían esa visión del mundo del fútbol.

—A Antic le sustituyó Maneiro.

—Pero Ildo ya era un técnico muy conservador y era muy difícil hacer una buena campaña con él porque tenía la mentalidad del fútbol de Uruguay, de querer defenderse permanentemente y nosotros obviamente sufrimos muchísimo. Porque uno tenía un estilo bastante ofensivo siendo portero y viene un entrenador que quiere jugar siempre un 4-4-2 y su preocupación era, si se recupera la pelota, hacerla volar lo más lejos posible de la portería. Y hoy en día fíjese cómo se juega al fútbol, cuanto más se tiene el balón, mejor. Nosotros lo recuperábamos y lo perdíamos rápidamente. Así era muy difícil ganar partidos con él.

—¿Qué le parecía Víctor Fernández?

—Aprendió mucho con Radomir Antic y después fue especializándose bien y le ha ido muy bien cuando se lanzó de manera individual como entrenador. Es un hombre inteligente, buena gente y trabaja muy bien.

—¿Por qué se marchó?

—Se terminaba el contrato, tuve una oferta para quedarme en Europa, en Escocia, pero opté por venirme a la Argentina porque también el contrato que me ofrecía Vélez era bueno. Tampoco me equivoqué porque estuve del 91 al 2000 y lo ganamos todo. En la etapa que estuve lo ganamos todo, títulos nacionales e internacionales. Fue una década muy buena.

—¿Cómo era su estilo bajo palos?

—Era un buen atajador. Siempre estaba bien ubicado, eso es lo que Dino Zoff me había manifestado. El portero debe estar bien ubicado y, si lo está, no necesita volar.

—¿Le hubiera gustado ser entrenador o preparador de porteros?

—No, soy técnico, tengo el carnet, pero desvié un poco la atención con la petroquímica, la ganadería, la bodega que tengo en Mendoza. Son cosas que funcionan perfectamente y a mí no me gusta depender del equipo, depender de los jugadores. Ahora trabajo en los Mundiales para una cadena de televisión de Estados Unidos, para la colonia latina, y en Paraguay también estoy como comentarista en las eliminatorias. Es muy difícil desligarse del fútbol porque es lo mejor, es lo máximo, el mejor deporte del planeta.

—¿Estudió perito mercantil?

—Sí, si no hubiera sido futbolista hubiera sido contable, me gustaba mucho ese tema.

—¿Ha vuelto a Zaragoza?

—Sí, vuelvo siempre porque tengo una familia a la que quiero muchísimo, son muy amigos toda la familia y seguimos manteniendo esa relación.

—¿Qué portero de hoy le gusta?

—El mejor portero en el mundo es Neuer porque reúne todas las características que un portero debe tener, tapar, saber jugar con los pies, con la cabeza. Otro es Buffon y uno muy joven que va hacer historia en el fútbol mundial es el argentino Gerónimo Rulli, que lo tienen ustedes allí en la Real Sociedad.