La vida no es justa. No siempre uno recibe el premio que se merece. Ni el esfuerzo, ni el trabajo, ni mucho menos la redención son valores suficientes para asegurar el éxito. Hay factores que uno puede controlar y otros que se escapan locos a su manejo. Son lecciones que el paso del tiempo va enseñando, que se pagan con las canas, blanco lecho donde dicen reposa la veteranía. No hay clemencia. No la tuvo una Real ramplona, sin gracia ninguna, huérfana de Illarramendi, que sacó de El Alcoraz todo sin hacer nada, enseñando a su inmaduro rival que a estas alturas se trata de marcar, como sea, y punto.

Una pérdida de balón de Gallar al intentar regatear aún en zona defensiva y con los centrales desprevenidos, una recuperación de Theo y una jugada de dos pases para dejar a Mikel Merino con la pelota golosa dentro del área y largo tiempo para ajustar el gol a la garganta de la portería. Demasiado poco, pero suficiente para una Real Sociedad sin muchas más ocasiones. No las necesitó. Con una le bastó para corregir su racha y darle un estacazo de realidad a un Huesca que suma ya tres jornadas sin puntuar y vislumbrando el martes una visita complicada al Metropolitano.

La mejora en el juego, con un planteamiento más equilibrado, con más jugadores en el centro del campo para combinar y contener, para guardar la pelota como un preciado tesoro y un espíritu más dominante no fueron ingredientes suficientes para cocinar una victoria merecida en el segundo partido en Primera de El Alcoraz. Faltó la guinda del pastel, esa ausencia de puntería, pese a terminar con Cucho, Ávila y Longo, sus tres delanteros sobre el césped, que lastró a un equipo que hizo un planteamiento más valiente. Apareció el pase en corto como recurso, una extensión nueva que hay que afinar, pero que valdrá en un futuro para ganar esos partidos en casa cuando tenga que llevar la voz cantante. No todo fue malo. Ayer aclaró ese tono sordo ante el Rayo, se gustó en periodos largos, con jugadas de toque y toque, pero la ausencia de remate le llevó al patíbulo.

DOS RIVALES EXPULSADOS

Ni contra nueve, por las expulsiones de Juanmi y Theo, volcado en la portería de un inseguro Rulli, el equipo de Leo Franco consiguió rematar con acierto y lograr un gol que al menos hubiera supuesto un empate. Un cabezazo de Cucho, un córner que se paseó frente a la línea de gol sin encontrar remate, un tiro de Ferreiro ajustado al palo... Hubo ocasiones ya a la desesperada, como una semana antes contra el Rayo. La afición del Huesca sigue sin poder celebrar un tanto en su remozado estadio.

Leo Franco reaccionó al planteamiento defectuoso que le llevó a la derrota frente al Rayo. Salió de inicio con un nuevo dibujo táctico. Alteró el 4-4-2 por un 4-2-3-1 que dejaba en la suplencia a Longo y colocaba a Moi Gómez como mediapunta, a Ferreiro acostado al lado izquierdo y a Cucho como única referencia en ataque. Le costó a los jugadores oscenses cambiar el chip y buscar el pase en corto. Pero percibieron pronto que el colombiano no podía luchar con su menudo cuerpo con la contundencia de la defensa guipuzcoana. Cuando se encontró este pulso, de escuadra y cartabón con un Musto mucho más presente en el corte y confección y un Melero incombustible arriba y abajo, el Huesca evidenció que puede jugar a otro fútbol. Al fútbol bueno. Además la consigna defensiva era clara como otro cambio en la filosofía dominante: había que encimar al jugador con balón y no dejarle pensar. Sin embargo este dominio no se canjeó en ocasiones. Un lanzamiento de Gallar, que dejó detalles de crack, que golpeó en el Cucho fue la mejor acción de la primera parte.

La segunda mitad comenzó con la misma dinámica, aunque el cansancio redujo la presión defensiva y dio más presencia a una Real Sociedad que notaba la baja de Illarramendi en la creación. Un tiro lejano de Moi y un posible penalti al Cucho presagiaban que el gol podía estar cerca. Lo estaba. No era una percepción mentirosa. Pero ese olor a tanto fresco se percibía en un Alcoraz mucho más animado, que tenía ganas de fiesta grande, pero esa esencia procedía de una dirección incorrecta, de la otra parte del recreo. El repetidor de la clase, el chico que se las sabe todas, le propició un buen sopapo de realidad al novato. Un gol en un desierto, una lección para seguir aprendiendo en un curso que acaba de empezar. Estamos en el primer trimestre, hay que seguir tomando apuntes y aprender lecciones que en un futuro servirán para aprobar futuros exámenes. Queda todo.

HUESCA 0

REAL SOCIEDAD 1

-Gol: 0-1, m.63: Mikel Merino.

-Árbitro: Iglesias Villanueva (Comité Gallego). Amonestó a los locales Luisinho, Cucho, Gallar, Longo y Ferreiro y a los visitantes Pardo y Juanmi, expulsado por doble amonestación (m. 70) y roja directa a Theo Hernández (m. 82).

-Espectadores: 6.948 aficionados en el El Alcoraz.

-Huesca: Werner, Miramón, Semedo, Pulido (Gürler, m. 83), Luisinho (Chimy Ávila, m.78), Musto, Melero, Gallar, Moi Gómez, (Longo, m.67), Ferreiro y Cucho.

-Real Sociedad: Gero Rulli, Zaldua, Aritz, H. Moreno, Theo, Pardo (Zurutuza, m.73), Zubeldia, Oyarzabal (Rodrigues, m.89), Mikel Merino, Juanmi y Bautista (Raúl Navas, m.84).