Leo Ponzio podrá comenzar el campeonato como jugador comunitario. Así lo asegura el entorno del jugador y también las previsiones del club, que ya sabe que este viernes o, a más tardar, el lunes el futbolista argentino se pasará por el Consulado Italiano de Barcelona para firmar toda la documentación. De este modo, el pasaporte del Ponzio estará listo la próximo semana, en tiempo para ser inscrito en la Liga --el plazo termina el próximo 31 de agosto--, aunque no en la Supercopa ante el Valencia, donde Víctor tendrá que descartar a uno de los cuatro extracomunitarios (Drulic), en la lista provisional para esta competición.

De hecho, Leo Ponzio, que hoy juega un amistoso con la selección argentina en Japón y que regresará mañana por la tarde junto Milito y Galletti desde Tokio a Barcelona, tiene previsto quedarse en la Ciudad Condal por la noche para poder cumplimentar el viernes la documentación que falta: firmar la exención del servicio militar y completar el trámite de la aceptación de la ciudadanía italiana que ya inició en Buenos Aires. Por ello, ya se llevó a Japón el pasado domingo lo necesario, fotos incluidas, para que le puedan hacer el pasaporte. En ese trámite estará acompañado por Maxi Rodríguez, jugador del Espanyol y con el que comparte agencia de representación, que también espera su inscripción como comunitario.

PEQUEÑA DEMORA Si el trámite no se pudiera hacer este viernes se retrasaría como máximo al lunes, con lo que el jugador viajaría desde Zaragoza el domingo hasta la Ciudad Condal, para incorporarse después a la expedición en Valencia, donde el equipo juega la vuelta de la Supercopa el martes. Así, como el pasaporte le será entregado al jugador en pocos días, dejará de ocupar plaza de extranjero en la plantilla, algo que se considera vital desde el club. La nueva normativa de la Liga permite un máximo de tres extracomunitarios y ahora mismo ocupan esa plaza en el Zaragoza Toledo, Ponzio, Alvaro y Drulic. Dado que los tres primeros son indiscutibles para Víctor, el que tenía todas las papeletas para quedarse sin ficha era el ariete yugoslavo, el fichaje más caro de la historia de la entidad, que pagó más de trece millones de euros por él en el verano del 2001.

Si el pasaporte italiano de Ponzio no hubiera llegado a tiempo, la entidad se planteaba la posibilidad de hacer una incorporación de última hora para la delantera --siempre en calidad de cedido--, ya que Víctor sólo iba a contar con Javi Moreno y David Villa como arietes o, lo más probable dada la economía del club, esperar hasta diciembre, cuando ya el jugador argentino tendría ese pasaporte y Drulic podría ser inscrito. Parece claro que ni una cosa ni otra serán necesarias.