El jugador letón Raimonds Jumikis, de 23 años, estrella del equipo sueco Akropol, de la primera división de baloncesto, murió repentinamente el martes por la noche en un polideportivo de Estocolmo mientras disputaba un partido de Liga. Jumikis, que había jugado en la Liga Universitaria de EEUU, en el equipo de Western Kentucky, cayó fulminado a los pocos minutos de iniciarse el segundo tiempo del partido que su equipo jugaba contra el Jämtland. "Vi cómo Raimonds se derrumbaba y sus ojos se quedaban en blanco. Enseguida me di cuenta de que era algo serio", dijo Olle Lunden, entrenador del Akropol.

Tras los primeros momentos de sorpresa entre sus compañeros y el público que asistía al encuentro, un médico y la propia novia del jugador, que es enfermera, intentaron reanimar a Jumikis, que había quedado totalmente inmóvil en el suelo. Todo fue en vano. Ni los masajes cardiacos que le dieron ni los posteriores esfuerzos de los médicos del hospital Karolinska, uno de los centros médicos más prestigiosos del mundo, pudieron hacer nada por salvar su vida. Jumikis había muerto en el momento de caer al suelo. "Nos pareció que aún tenía pulso, pero no era normal. Hubo un momento en el que se notó algo muy débil, pero desapareció enseguida. Ya no recobró el conocimiento", manifestó Lunden.

El encuentro fue suspendido de inmediato y la conmoción se extendió entre el público. "Se hizo un silencio sepulcral y sólo se oían los lloros. Era una atmósfera fantasmagórica", dijo uno de los asistentes al partido.

Aún se ignora qué motivó el fulminante paro cardiaco de Jumikis. El diario Expressen decía ayer que todo apunta a que el jugador, de 2,03 metros y 98 kilos, tenía un defecto congénito en el corazón. Spiros Gogos, portavoz del club Akropol, aseguró: "No sabemos nada de esto, ni habíamos oído nada". Otro diario asegura que fue Laura, la novia de Jumikis, la que dijo que el jugador había sido informado hace poco por médicos de Letonia de que tenía una malformación en el corazón.