El Levante frenó al Atlético en su intento de dar un paso casi definitivo hacia el título en un partido en el que no encontró el camino para superar a los locales, que hicieron valer su solidez defensiva para quedarse con los puntos.

Un gol en propia meta al principio, el fútbol algo más creativo de lo usual en el Levante, la ineficacia en el remate atlético y la consistencia local en los balones bombeados sobre su área fueron algunas de las claves de la derrota del conjunto madrileño ante un rival muy sereno.

El Levante es un rival difícil cuando juega cerca de su área. El Atlético no creó peligro en el primer periodo y cuando se volcó sobre la meta local en el segundo, no tuvo acierto. De ahí el 2-0 final. Cuando apenas habían empezado unos y otros a mostrar sus intenciones llegó el 1-0. Fue a la salida de un córner en una jugada en la que el balón rebotó en Filipe Luis y se coló en la meta de Courtois.

Con el gol, el partido se puso donde al Levante más le convenía. Además el equipo valenciano, con Simao, Sissoko y Diop en el centro del campo, fue menos conservador de lo habitual en su juego cuando se adelanta en el marcador y trenzó algunas buenas jugadas de ataque a lo largo de todo el primer tiempo, aunque sin apenas remate. El conjunto madrileño no encontró forma de superar el orden del Levante, muy consistente, sin dejar vías de penetración.

El Atlético trató de ser más profundo en la segunda parte, aunque sin arriesgar en exceso ante los posible contragolpes del Levante y lo consiguió, sobre todo por medio de Arda, que en los primeros minutos de la segunda mitad dispuso de hasta tres aproximaciones peligrosas a la meta de Navas. Poco a poco, el dominio del Atlético se intensificó ante un rival que cedió terreno. Keylor hizo alguna parada excepcional, pero fue Barral el que marcó el 2-0, sentenció el partido y animó la Liga. Pese a la derrota, el Atlético todavía depende de sí mismo, aunque deberá ganar al Málaga y empatar en el Camp Nou.