Después del fracaso de la temporada pasada, cuando La Liga intentó que el Gerona-Barça se jugara en Estados Unidos, el presidente Javier Tebas anunció que lo volverían a intentar y, esta temporada, el partido elegido es el Villarreal-Atlético de Madrid, de la decimosexta jornada, que se tendría que jugar el 8 de diciembre en el Estadio de La Cerámica.

La filtración de la noticia, que adelantó El Confidencial, casi coincidió en el tiempo con manifestaciones públicas de los dos equipos para confirmar su conformidad con que la sede del partido de La Liga se traslade a Miami, el destino frustrado del Gerona-Barça. Espero que llegue a buen puerto, es bueno para que exportemos La Liga. No hay impedimentos por parte de los clubes, pero me gustaría que hubiera un consenso. Ir contracorriente no es bueno, dijo Fernando Roig, presidente del Villarreal, por la noche en Onda Cero.

El club castellonense también está preparando compensaciones para la afición que no viaje al partido en el Estadio Hard Rock de Miami en los viajes que, como ya se proyectaron el año pasado, se están preparando para los seguidores locales de los dos equipos.

A FATA DE LA FEDERACIÓN

Aunque no públicamente, el Atlético también ha dejado ver su conformidad con el traslado, como ya se mostró reticente a aceptar la ubicación que determine la Federación presidida por Luis Rubiales, la tercera pata de la mesa, para la Supercopa.

La predisposición es total entre los actores principales, pero falta el acuerdo con la Federación, principal responsable de que el proyecto de temporada pasada no tuviera éxito, embarrada en una guerra con La Liga que salpica cualquier iniciativa.