-Miguel Linares, jugador del Real Zaragoza. No suena mal.

-No. Todavía me cuesta creerlo y asimilarlo cuando me paro a pensarlo. La verdad es que suena muy bien.

-En su caso, los sueños se cumplen…

-Tras el partido en Las Palmas me escribió mi hermano y me dijo que ahora sí nos lo creíamos. Es muy bonito todo esto pero sobre todo porque es muy deseado. No solo por mí, sino por mi familia. Recuerdo tantos viajes a Alcoy o a Elche en los que, cuando me iba y pasaba por la Ciudad Deportiva, me preguntaba por qué no quedarme ahí en lugar de seguir la ruta. Pero al final ha llegado la oportunidad y estoy feliz como si lo hubiera hecho hace 15 años.

-¿Se ha alegrado alguien más que usted?

-Mi familia. Sobre todo , mis hermanos y seguro que mis padres, allá arriba, se alegran mucho también. Y mi mujer, desde luego. Mucha gente se ha alegrado. En mi pueblo, Fuentes de Ebro, supone casi un sueño ver a un chaval defender la camiseta del primer equipo del Real Zaragoza porque es algo muy especial. Tras el debut en Las Palmas no paro de recibir mensajes de felicitación y cariño por parte de los equipos en los que he estado, de directivos, de amigos… La gente sabe que esto es muy especial para mí y lo contento que estoy.

-¿Y sus hijos?

-Tengo dos niñas y un niño y están encantados de estar en casa. La mayor tiene 10 años y ha estado toda su vida fuera así que imagínese. Están orgullosos y contentos.

-¿Qué sintió en el vestuario de Las Palmas al ponerse la camiseta por primera vez?

-¿Sabe? Eres consciente de lo especial del momento, pero hasta que empieza el partido. No deja de ser fútbol y yo soy de sangre caliente y me enciendo sin pararme a pensar si llevo mucho o poco tiempo defendiendo un escudo. Pero no cabe duda de que fue un partido muy importante para mí, sobre todo cuando por megafonía sonó aquello de «cambio en el Zaragoza» y dijeron mi nombre. Fue apenas un segundo pero se me pasaron muchos pensamientos por la cabeza y muchas ilusiones que había tenido a lo largo de mi carrera.

-¿Dónde estaba usted cuando el Zaragoza ganó la Recopa?

-Pues no recuerdo el lugar con exactitud, pero lo vi con mis hermanos. Fue espectacular. Todo el mundo se acuerda del gol de Nayim, pero cuidado también con el de Esnáider. Como delantero, me pareció un espectáculo.

-¿Y en la conquista de la Copa del Rey ante el Madrid de los ‘galácticos’?

-Recuerdo que era un forofo más y lo que disfruté. Y con el penalti de Higuera en el Calderón ante el Celta… Tengo muy buenos recuerdos de un Zaragoza muy grande. Ahora, aunque son peores tiempos para el club, por suerte para mí estoy aquí.

-¿Qué es el Zaragoza para Linares?

-Deportivamente lo es todo. Llevo desde niño viéndolo en televisión y en el estadio. Es mi equipo, el de mi familia…Para mí es un honor y un privilegio estar en el club del que eres aficionado.

-Tiene 36 años y ha firmado por una temporada y media ¿Decidido a retirarse aquí?

-Sueño con retirarme en el Zaragoza, pero le aseguro que no será en un año y medio.

-Le queda cuerda para rato, entonces.

-Me queda, me queda. Me gustaría retirarme aquí, pero ya le digo yo que será más tarde.

-Decía Ramón Lozano el otro día en EL PERIÓDICO que en cuanto lo vio marcar un golazo de cabeza le convirtió en delantero centro.

-Es una persona muy importante para mí desde el primer día que lo conocí. Fue mi entrenador, pero, sobre todo, alguien a quien siempre he estado muy unido y al que muchas veces he pedido consejo antes de tomar decisiones importantes. Tiene los pies en la tierra y siempre mira por mi bien. Me alegra tenerlo cerca. Cuando llegué parecía que no me había ido. Entrenadores de la cantera, de porteros, Ramón, Ángel Espinosa… gente que conoces desde que empezaste y ahora los tengo aquí.

-En su presentación admitió que llegó a pensar que la puerta nunca se abriría.

-No le engaño. Llegué a pensarlo, sí. No soy Borja Iglesias ni Ángel pero siempre he tenido claro que podía aportar cosas al Zaragoza. Y más por ese plus que te da que sea el equipo de tu vida, de tu familia, de tus amigos. Creo que he demostrado que puedo aportar cosas en cualquier equipo y en el Zaragoza espero hacerlo todo lo que pueda.

-¿Cómo surge todo? ¿Cuándo empezó a soñar?

-Hace tiempo, a finales de octubre o comienzos de noviembre. Fue entonces cuando se produjo la primera llamada. Recuerdo que tenía un mensaje en el móvil del director deportivo de otro equipo y se lo dije a mi representante. Y él me replicó que le acababa de llamar Lalo. Ahí se acabó el asunto. Ya solo existía el Zaragoza; y eso que he tenido cinco o seis ofertas en firme de equipos de Segunda, pero solo me interesaba una.

-¿Alguna mejor que la del Zaragoza?

-Casi todas eran de equipos que están más arriba que el Zaragoza. Y Lalo lo sabe. Pero yo lo tenía claro. Mi único objetivo era estar aquí y agradezco la paciencia que ha tenido el club porque el asunto del Reus se ha dilatado más de lo previsto. Lo agradezco mucho y espero devolverle esa confianza en el campo.

-¿Solo ha habido un culpable de lo que le ha pasado al Reus?

-El único culpable ha sido Joan Oliver (máximo accionista del club antes de la venta). Lo hizo todo mal desde el principio y nos ha engañado a todos. A la Liga de Fútbol Profesional, a los jugadores y a todo el mundo.

-De usted se dijo que se había borrado, que no quería jugar…

-Fui sincero. Hablé con el míster antes de Navidad y le dije que yo había ido allí por un proyecto pero que no se estaba cumpliendo nada de lo prometido. Además, le expuse que tenía el interés del Zaragoza y que mi único objetivo era estar aquí. Fui honesto en todo y no engañé a nadie. Antes del parón lo había dado todo, como siempre, pero, después, el míster ya sabía que mi cabeza estaba en otro lado y que tenía que salir de ahí cuanto antes. Muchos compañeros me han dicho que he sido valiente y que siempre he ido de cara. Todo el mundo sabía que no quería seguir allí por la situación que había y porque el interés del Zaragoza era clave.

-¿Era una muerte anunciada?

-Sí, porque a la que primero engañaron fue a la LFP, pero reaccionó e hizo lo que tenía que hacer. Es una lástima porque hay mucha gente detrás, pero, si no se hubiera adoptado esa decisión, habría sido más grave todavía seguir así hasta el final de la temporada. Ahora, por suerte, los jugadores podemos volver a disfrutar en otros clubs, aunque los trabajadores del Reus siguen sin cobrar y espero que lo arreglen pronto.

-¿Cómo se vive la expulsión de un club mediada la temporada por primera vez en la historia?

-No se había vivido algo así en el fútbol profesional y es una situación desagradable, pero la Liga ha hecho lo que tenía que hacer. Seguir habría sido adulterar la competición. Lo justo es lo que se ha hecho por muy mal que suene. Por imagen de la competición, el Reus no podía seguir compitiendo en una Liga tan importante como la española.

-Lleva a su familia y a la Virgen del Pilar en las espinilleras y una muñequera negra que besa en cada gol. Cuénteme.

-A la Virgen la llevo conmigo desde que tengo uso de razón. Empecé en una media y desde hace muchos años la llevo en la muñeca. En una espinillera llevo la foto de mis hijos con la imagen de la Virgen por detrás y en la otra, una de mi bautizo junto a mis padres. Estarán orgullosos de que por fin pueda vestir esta camiseta. Todos los goles que hago son para ellos. Antes tapaba a la Virgen con un esparadrapo pero desde que falleció mi madre llevo la muñequera negra y la beso en su recuerdo. Ya lo hago de forma instintiva.

-¿Por qué no llegó al primer equipo cuando jugó en el filial?

-Era un Zaragoza distinto. Ahora es igual de grande, pero entonces militaba en una categoría distinta y había más recursos que ahora. Estaba Villa, Javi Moreno... un equipazo. Y también en el filial había muy buenos jugadores. Nunca me he preguntado por qué no llegué. No tocaba. Ni rencor ni nada de eso. Al revés. Contento de haber podido estar en el filial.

-¿Qué se ha encontrado ahí dentro?

-Un vestuario sano con grandes jugadores pero, sobre todo, grandes personas. Ese buen ambiente que hay es muy importante para sacar adelante una situación así y entre todos debemos hacer fuerza para dar muchas alegrías a la gente.

-Este Zaragoza es otro bien distinto al de hace dos meses.

-Yo habría venido a cualquier Zaragoza y en cualquier situación. Mi única ilusión era estar aquí y me daba igual la categoría o el momento. Solo quería ayudar. Prefiero que haya sido en una dinámica ganadora y con un equipo que nunca da nada por perdido pero mi deseo era ayudar.

-¿Hay tiempo para soñar?

-Si alguien puede soñar ese es el Zaragoza porque el año pasado lo hizo. Es muy difícil, pero vamos a empezar a sumar los tres puntos en Lugo y conseguir que La Romareda sea un fortín porque en ningún otro estadio de Segunda la afición empuja y apoya tanto a su equipo. Aquí no se puede escapar un solo punto.

-¿Ya se ha imaginado su debut en La Romareda?

-Ya era especial venir como rival. Solo escuchar el himno me hacía revivir muchas historias de cuando era crío e iba a ver al Zaragoza al campo. Poder vivirlo ahora como local va a ser muy especial.

-Y con Víctor...

-Ha venido en el momento oportuno. Un zaragocista de cuna para sacar esto adelante. Me pide que trabaje y a eso he venido. A apretar para que los que están jugando no se relajen.

-¿Le gusta el equipo?

-Ya me gustaba antes de venir, pero en Las Palmas las sensaciones fueron muy buenas. Hay que pulir defectos pero el equipo puede plantar cara a cualquiera. A ganas e ilusión no nos puede ganar nadie.