El Liverpool se clasificó para la final de la Liga de Campeones del próximo 26 de mayo en Kiev (Ucrania) contra el Real Madrid al eliminar a la Roma en las semifinales, pese a perder, por 4-2, el partido de vuelta disputado en el Estadio Olímpico de la capital italiana. El triunfo por 5-2 logrado la semana pasada en Anfield permitió al conjunto inglés imponerse por un total de 7-6 y volver a una final de la Copa de Europa once años después de la última, en el 2007, cuando perdió en Atenas contra el Milan.

Pese a que los reds contaran con una sólida ventaja, pasaron un susto ante un Roma que disputó un encuentro de máximo orgullo y que, tras quedarse 1-2 por detrás en el marcador, goleó gracias a un gol en propia puerta de James Milner, un doblete del belga Radja Nainggolan y a un tanto del bosnio Edin Dzeko. Sin embargo, las dianas firmadas por el senegalés Sadio Mané y el holandés Georginio Wijnaldum permitieron al Liverpool de Jurgen Klopp alcanzar su sueño de jugar la final, que será ante el vigente campeón, el Real Madrid.

El del Estadio Olímpico era un duelo entre un Liverpool que llegaba como equipo más goleador de Europa como visitante, con 18 tantos en cinco partidos, y un Roma que, por su parte, todavía no había concedido ni una diana como local en su brillante campaña europea. En el intento de mantener esa solidez defensiva, el técnico de la Roma, Eusebio Di Francesco, cambió el 3-4-2-1 alineado en la ida por un 4-3-3 con una línea defensiva de cuatro y un tridente ofensivo formado por Stephan El Shaarawy, Dzeko y el checo Patrick Schick.

Los romanos querían mantener cuatro hombres detrás de la línea del balón para dificultar los rápidos contragolpes de un Liverpool que ya le había dado muestra en la ida del poderío de su tridente MSF, formado por Mané, el egipcio Mohamed Salah y el brasileño Roberto Firmino.

Sin embargo, el plan táctico de Di Francesco solo aguantó nueve minutos, hasta que Nainggolan fallara un pase defensivo y lanzara una transición del Liverpool que fue culminada por el décimo gol europeo del año de Mané. Pese a que esa diana sacudiera a los 61.000 aficionados del Olímpico, la Roma consiguió reaccionar rápidamente y devolvió confianza al ambiente al empatar 1-1 en el 15, gracias a un gol en propia puerta de Milner. El Liverpool recuperó la ventaja por 1-2 en el minuto 26 con tanto de Wijnaldum. Al cuadro capitalino no le quedaba otra opción que atacar con todo.

Los giallorossi demostraron orgullo y, tras rozar el empate en el 35 con un disparo de El Shaarawy que impactó en el poste, consiguieron la igualada nada más saltar al campo en la reanudación, cuando Dzeko aprovechó un rechace del meta alemán Loris Karius para subir el 2-2 al marcador (m.51). Hubo espacio para la polémica: no pitó una mano del inglés Trent Alexander-Arnold. Todo parecía ya sentenciado, pero la Roma tuvo el mérito de seguir creyendo en un milagro y llegó a acariciarlo en los últimos diez minutos, liderado por Nainggolan. Estableció el 4-2, pero ya no dio tiempo más que a sacar de centro. El Liverpool, a la final.