Las horas pesan, el latido se estremece y la inquietud vence al sueño. Es la llamada de Africa, la enfermedad del desierto. Es lo que tiene el Sahara. Uno se pierde irremediablemente en su dulce embrujo, queda contagiado por su fiebre. La aventura o locura de bañarse en la pasión de un mar de dunas acelera el pulso impaciente de Víctor Rivera. Hoy dejará atrás Caspe, Zaragoza, un año de trabajo e ilusión y partirá rumbo a Barcelona para comenzar su sueño. El piloto caspolino estará al mediodía en la plaza del Pilar para despedirse de su tierra, de sus amigos, de los suyos y fijar la mirada en el sur, en el Lago Rosa de Dakar, donde no pudo llegar la pasada edición por problemas mecánicos tras completar más de la mitad del recorrido. Este año, a la segunda quiere sacarse la espina. Esa es su meta: llegar el próximo 16 de enero a la meta del raid más complicado y seductor del planeta.

La primera etapa apunta a Barcelona. El aragonés será despedido desde el centro de Aragón. La cita, promovida por sus patrocinadores y el Ayuntamiento de Zaragoza, intentará acercar al público de a pie la aventura que empezará este caspolino de 20 años, que luce en el carenado de su moto los colores de Aragón y el emblema de la Expo 2008. Luis Pastor, concejal de Deportes de la ciudad, acompañará a Víctor en esta salida oficiosa. La buena, la de verdad, tras pasar el miércoles las verificaciones y el jueves correr una prólogo por paseo Marítimo de Barcelona, se dará en la plaza de España de la Ciudad Condal el primer día del año.

Hasta pronto

Más de 9.000 kilómetros, 5 países (España, Marruecos, Mauritania, Mali y Senegal), 16 etapas, 2 maratón... le esperan a Víctor. No irá sólo. Su equipo, el River Team le acompaña y sus padres y su hermana estarán con éllos primeros días, al menos en las tres etapas españolas.

El último día en casa es un día de trabajo. Tiempo para cuidar la cabra , un tesoro de dos ruedas. Su KTM 660, su fiel amiga con la que cabalgará por el desierto. Es el momento de apurar el último entrenamiento por los Monegros. Hay que levantarse pronto para saborear el polvo de la mañana. Perseguir la misma rodada de todos los días por los planos de Bujaraloz. Hoy pone el cuentakilómetros a 0. Delante de él, Africa, el desierto y un sueño.