El centro hidrotermal Las Ranillas acogió ayer el foro Mujer y deporte, un evento fruto de la iniciativa del Zaragoza CFF y el apoyo de Iberdrola donde se abordó en profundidad el estado del deporte femenino en la sociedad española. Gema Hasen, triple medallista paralímpica; Sheila Herrero, expatinadora zaragozana con un palmarés soberbio; Jennifer Pareja, plata olímpica y Campeona del Mundo de Waterpolo; y Sandra Sánchez, campeona del mundo de kárate. Ellas pusieron la voz sobre las barreras que tiene la mujer en el deporte.

No fue un simple coloquio, la sensibilidad de las deportistas expuso una realidad que suele permanecer encerrada en el anonimato. Porque desde pequeñas tuvieron que lidiar con las barreras propias de la idiosincrasia de esta cultura. Sandra comenzó en el kárate tras rebelarse, le iban a apuntar a baile y ella quería enfundarse el kimono, como su hermano Paquito. Gracias a su esfuerzo le llegó una beca en el Centro de Alto Rendimiento, pero la tuvo que aparcar después de que a su madre le diagnosticaran un cáncer. Sin embargo, nadie de la Federación le ofreció retomar aquella beca. «Elegí a mi madre. Son pruebas que te pone la vida. Pero eché de menos que alguien me dijera algo, o se preocupara de mí», relató Sandra. Tampoco lo tuvo fácil Jennifer Pareja: «Me decían que el waterpolo era de hombres».

La waterpolista gerundense rompió con lo establecido, es así como se cambia la mentalidad preponderante; enseñanza a enseñanza se crece para poder romper con las barreras y muros de hormigón. «Aún quedan muchas chicas que abandonan la práctica de su deporte por la falta de ayudas. Tenemos que seguir luchando para no dejar de evolucionar», aseveró Gema Hasen.

Mientras un deportista masculino disfruta de una remuneración determinada, las mujeres suelen ver cómo la cantidad que reciben es bastante inferior y en una situación más precaria. «El deporte tiene que ser para todos, falta sensibilidad entre la gente. La igualdad es un derecho», explicó Gema Hasen. Una guerrera, así se definió. A la triple medallista paralímpica le ofrecieron el reto de subir el Kilimanjaro, pero surgieron las dudas. Luego le dijeron que sería la primera persona en subirlo en silla de ruedas y ya cambió de idea. «Tuve un accidente, me quedé en silla de ruedas. El deporte me ayudó a vivir», relató Gema.

Entre los asistentes emergió la figura de Isabel Macías, atleta del Simply Escorpio, con su hijo en brazos. «¿Por qué no puedo estar embarazada y luego retomar mi vida sin problemas?», preguntó. «En el deporte, un embarazo te deja sola», contestó con tristeza Sandra. Sheila Herrero explicó una anécdota que revela un tipo de mentalidad todavía extendida por el territorio español: «En una recepción en la Casa Real, la Reina Sofía me dijo: ‘¿A tu edad no deberías estar retirada y criando a tus hijos?’, me quedé en shock».

Estos testimonios clamaron al unísono por una unión colectiva, una sororidad, una hermandad por alcanzar una justicia social. «Tenemos que tener sororidad entre todas las mujeres. Tenemos que estar unidas para seguir cambiando esta sociedad y reivindicar nuestra posición tanto en el deporte como en la vida», reivindicaron algunas de las luchadoras del deporte español.