Zaragoza, que hoy recibe por cuadragésima vez la Vuelta a España, es una de las ciudades que más veces ha recibido la carrera. Presente ya en la primera edición, allá en 1935, recibió a los pioneros de la ronda española en el desaparecido velódromo de Torrero, cuya cuerda rodeaba el campo de juego del Iberia, predecesor del actual Real Zaragoza.

Desde el triunfo de Mariano Cañardo en 1935 hasta hoy, la meta de Zaragoza ha acogido en 44 ocasiones un final de etapa y ha sido dos veces inicio de la Vuelta (1968 y 1995). Sin dificultades montañosas en sus proximidades y afectada en numerosas ocasiones por el viento, la meta de Zaragoza no ha pasado nunca desapercibida. Unas veces por ser el colofón de grandes hazañas y escapadas, otras por ser la tumba de larguísimas fugas y también por aportar algún que otro récord al historial de la Vuelta.

FUGAS Y DECEPCIONES Entre las grandes escapadas que lograron culminar en la Plaza del Pilar, meta de la carrera en numerosas ocasiones, destaca la de Luis Balagué en 1972 con una cabalgada en solitario de 259 kilómetros, uno menos del total de la etapa que arrancó en Igualada. En el apartado de las grandes decepciones destaca la del colombiano Lozano en 1990, que escapó en Benasque nada más darse la salida y llegó tener 19 minutos ventaja pero fue capturado en El Portillo, a 1.500 metros de la meta.

La llegada a Zaragoza más sorprendente se produjo en 1960 con una etapa que venía de Guadalajara. No empezó bien la jornada ya que hubo protestas de los corredores porque la organización no atendió su petición de instalar un segundo avituallamiento dado su alto kilometraje (264 kilómetros).

La desgana del pelotón y un viento que soplaba de lado ocasionaron un retraso considerable, que ya en Alcolea del Pinar era de hora y media. En Ariza, meridiano de la etapa, había subido a dos horas y, al paso por La Almunia, los ciclistas eran siluetas que pedaleban delante de los faros de los coches.

BRONCA EN LA ROMAREDA Ese año la meta estaba dentro del estadio de La Romareda, que todavía no tenía iluminación eléctrica. Los ciclistas llegaron a las 21.30 en medio de una monumental bronca y alumbrados por las antorchas que los aficionados hacían con los periódicos que tenían. El belga De Caooboter fue el ganador de esta nefasta jornada que se cubrió a 28,401 km/h de media.

En el lado opuesto de la balanza debemos situar la meteórica etapa que se disputó en el 2001 entre Logroño y Zaragoza, con victoria de Igor González de Galdeano. El vitoriano conquistó una etapa de 179 kilómetros a 55,176 km/h. El fuerte cierzo y el temor a los cortes espolearon las piernas de los corredores hasta el punto de venir de Logroño a Zaragoza en 3.45 horas.

EL ESCANDALO Pero el escándalo también estuvo presente en 1981 cuando López Cerrón, un excelente gragario pero en absoluto un especialista contra el crono, pulverizó todos los registros en la etapa disputada en las inmediaciones del Parque Primo de Rivera pese a haberse caído en el recorrido. Los cronometradores se negaron a revisar su medición y el equipo Miko Mercier de Regis Clere, segundo clasificado, anunció su marcha de la carrera si no revisaba la clasificación.

Sin prueba alguna por parte de nadie se llegó a la conclusión de que López Cerrón en su caída había reemprendido la marcha en sentido contrario y se aumentaron dos minutos al tiempo cronometrado. Otra jornada complicada se vivió en 1979 con la descalificación y anulación de la victoria del irlandés Sean Kelly. Los jueces señalaron que había agarrado a Noel Dejonkheere y dieron la victoria al corredor del Teka.

En el ránking de ganadores en Zaragoza sólo han repetido victoria tres corredores. Destaca el gran esprinter gallego Delio Rodríguez, ganador en 1941, 1946 y 1947). El holandés Jan Janssen ganó dos etapas en 1968 en el mismo día, una crono y una en línea. También con dos victorias figura el italiano Alessandro Petacchi (2000 y 2003), que precisamente hoy podría igualar la marca de Delio Rodríguez.