Viernes, la noticia del día es el anuncio realizado por el británico Max Mosley, de 64 años, de que, en octubre, dejará la presidencia de la Federación Internacional del Automóvil (FIA) tras 13 años de mandato.

Viernes, unos entrenamientos sin novedades. Nadie se parte el pecho en los primeros entrenamientos de un gran premio de F-1, ni siquiera los nuevos como el catalán Marc Gené, que sustituye al alemán Ralf Schumacher a los mandos del lujoso Williams-BMW, ni tampoco aquellos que intentan sobreponerse a la mala suerte como el asturiano Fernando Alonso (Renault), que lleva tres grandes premios sin puntuar por auténtica mala suerte. La lluvia, encima, cayó ayer sobre Magny Cours, escenario mañana (14.00 horas, Tele 5) del Gran Premio de Francia.

"La sensación en el coche ha sido muy buena, mucho. Pero cuando va en serio, cuando corres de verdad, sientes un cosquilleo imposible de notar cuando te entrenas, por más que pruebes, por mayor que sea el peligro al no saber si lo que llevas va o no a funcionar; correr es otra cosa, correr es maravilloso". Gené, que cuando llovió hizo con su Williams-BMW el tercer mejor crono del día tras los Ferrari de Michael Schumacher y Rubens Barrichello, espera meterse hoy entre los primeras líneas en los ensayos definitivos de Magny Cours. Fernando Alonso acabó sexto en los cortos ensayos en seco que lideró el brasileño Cristiano Da Matta (Toyota), seguido de Jarno Trulli (Renault). Schumacher (Ferrari) fue quinto.