Raúl Agné terminará el contrato que le liga al Real Zaragoza hasta el próximo 30 de junio. Así lo contempla el Consejo de Administración, asesorado por su nuevo director deportivo, Gonzalo Arantegui, y por el director general, Luis Carlos Cuartero. Todas las partes han llegado a la conclusión --aunque haya habido voces discordantes como consecuencia del enorme calado de la crisis deportiva- de que un relevo en las actuales y delicadas circunstancias podría ser mucho más negativo que positivo. Lo que trata la SAD es transmitir una imagen de consenso y de relativa tranquilidad en este aspecto después de que el entrenador haya estado en varias ocasiones a un paso de la destitución ¿Seguirá hasta el final del curso? "Lo más seguro", ha sido la contestación desde el club.

El técnico aragonés atesora unos números terribles en las últimas ocho jornadas, con una sola victoria (Huesca), dos empates y cuatro derrotas: es decir, 5 puntos de 24 posibles, unos resultados que tumbarían a cualquier profesional del banquillo. Sin embargo, Agné, que ha perdido también mucho crédito entre la afición en cuanto a su cualificación mientras el equipo se ha desmoronado desde sus aspiraciones de ascenso hasta el reconocimiento de que habrá que luchar por la permanencia, cuenta a su favor con la especial tesitura del momento. Nadie, convencido de que la salvación es un objetivo más que accesible, quiere sumar traumas a un grupo de comportamientos frágiles que corre el riesgo de fracturarse más con un cambio de técnico. Las limitaciones económicas para asumir un relevo de ciertas garantías ha jugado su papel principal en esta decisión de forzada continuidad.

El seguidor, más próximo a la apatía que a la beligerancia y sin perder la perspectiva de las limitaciones de la plantilla y de la plomiza herencia de Narcís Juliá, señala cada vez con mayor enfásis a Agné como responsable de la caída al vacío --poco a poco la Fundación, todavía protegida por su invisibilidad, va ganando posiciones en la culpabilidad global--. Según se iba acentuando ese eslalon hacia el abismo con un fútbol empobrecido, el técnico de Mequinenza ha sido evitando al verdugo. Sin duda, el aterrizaje de Arantegui ha sido clave para que no se desprenda una guillotina con bastante apetito justiciero, para que Agné se mantenga sí o sí al frente del Real Zaragoza. Mucho más allá de un posible traspié en el encuentro de este domingo contra el Numancia.

La opinión popular, que desconfía en que Agné disponga de las herramientas suficientes incluso para conservar la categoría, no va a ser atendida por una directiva firme ahora mismo en la apuesta por otorgar su confianza en el técnico hasta el 30 de junio.