Fue una noche de celebraciones en Teruel. Nada raro si se atiende al último decenio, en el que el club de voleibol más importante de España ha festejado nada menos que 16 títulos. Si tuvo un matiz diferente fue porque el equipo aragonés recupera uno de los trofeos importantes después de superar una crisis en la que tuvo que reestructurar su idea de club. Lo explica así Carlos Ranera, el presidente: «No hicimos locuras, solo lo que podíamos hacer. No solo tenemos el equipo de Superliga. Tenemos el femenino, que continúa en Primera Nacional, los equipos juveniles o la escuela. Pasamos momentos difíciles en los que desaparecieron patrocinadores, se bajó el apoyo de las instituciones... Estamos en una ciudad pequeña, nuestros recursos son limitados, no tenemos una masa empresarial grande y hay que moverse mucho. Poco a poco, con nueva gente que se ha subido al carro, hemos ido pasando las dificultades y hemos conseguido, casi de manera camaleónica, adaptarnos al medio. Lo hemos conseguido de momento y seguimos con esta bendita locura».

Su gente, dice Ranera, es lo que mantuvo el proyecto vivo en los momentos más duros. «Cuando las cosas iban de cara era muy fácil subirse al carro. Cuando deportiva y estructuralmente hemos sido más débiles, la gente también ha estado con nosotros. Hay una comunión entre el club y la afición, que es nuestro activo más importante», el que no falló el domingo en Soria, en el pabellón de Los Pajaritos, que pareció Los Planos disfrutando de la quinta Copa que marca «la evolución de una temporada muy buena».

En Teuel saben lo que es pasar lo mejor y lo peor en un proyecto que emergió hace 12 temporadas. «Las dos primeras fueron de adaptación y el tercer año, casi por sorpresa, ganamos el título de Liga. Nos acostumbramos a la buena racha, todo acompañaba, ganamos cuatro Ligas seguidas, Copas, Supercopas». Hasta que llegaron los momentos duros y hubo que hacer cambios, «tomar decisiones dolorosas» y apostar por un técnico joven como Miguel Rivera. «Se configuró un bloque que ya el año pasado empezó a funcionar. Ocho jugadores continúan con nosotros y ha sido el técnico quien ha armado todo esto. Hay que tener paciencia y seguir luchando porque este trabajo no te garantiza ganar, pero sí continuar».

El Voleibol Teruel sigue siendo un club familiar en el que se trabaja de manera infatigable pensando en presente y futuro. «Los triunfos te aportan gasolina para continuar. Nuestra junta es totalmente amateur. Nuestros profesionales son los jugadores y los técnicos, el resto somos voluntarios con ilusión, pero los títulos inyectan una dosis de vitamina para seguir adelante».

El futuro pasa de nuevo por una idea ambiciosa, hablando en forma de trofeos y del regreso a Europa. «Seguimos con ganas de pelear, buscando nuevos patrocinadores. Hemos tenido que renunciar dos años seguidos a jugar en Europa y con este título ya nos hemos ganado el derecho a jugar en la Copa CEV. Vamos a ver si podemos retornar a esta competición, que supone un paso hacia delante como representante del deporte aragonés y turolense. Es un orgullo, un acicate», dice el presidente, que no renuncia al gran título del año: «Tenemos un buen equipo, bien conjuntado. Nos gustaría ganar la Liga y pondremos todo lo que esté en nuestra mano».