El presidente del Betis, Manuel Ruiz de Lopera, aprovechó la presentación del brasileño Oliveira para aclarar la noticia según la cual Hacienda le imputa un delito fiscal de diez millones de euros por operaciones irregulares en la gestión de la entidad, y aseguró tener la conciencia "muy tranquila". "No me importa que me crucifiquen por el Betis. No tengo hijos y no sé hasta cuando voy a estar, pero no me importan que me crucifiquen por el Betis. Pueden ver mis antecedentes penales, que los tengo limpios", señaló. Asimismo quiso dejar claro que el club que dirige no debe dinero a nadie, y retó a las constructoras a que le demuestren las supuestas deudas.